Benny Gantz, el principal rival del primer ministro israelí en los comicios de Israel, ha asumido este miércoles la derrota electoral: «Respetamos la decisión del pueblo», ha dicho el líder de la lista centrista Azul y Blanco, que esperaba poder formar una alianza después del empate técnico a 35 escaños con el partido de su adversario.
Son los comicios más reñidos que se recuerdan en Israel en la última década y los que han permitido a Netanyahu, líder del Likud, encaminarse hacia su quinto mandato en el país.
«Venimos de unos resultados increíbles», ha asegurado Gantz sobre su coalición centrista, formada hace menos de dos meses, que ha obtenido el mismo número de escaños que el derechista Likud de Netanyahu, con más del 98% de los votos escrutados.
Los primeros sondeos daban una ligera ventaja a Gantz
Gantz, a quien algunos sondeos a pie de urna dieron una ligera ventaja, por lo que reclamó la victoria en la noche electoral del martes sobre el jefe de Gobierno israelí, ha dicho hoy respetar también la elección que tome el presidente de Israel, Reuvén Rivlin, que a partir de la próxima semana realizará consultas para designar a un candidato que forme gobierno.
El segundo en la lista de Azul y Blanco, Yair Lapid, se mostró optimista al ver «una oportunidad de cambio», ha dicho, y asegura que ahora, desde donde están, iniciarán la campaña desde el año que viene.
«Venimos a convertir el parlamento en un terreno mejor», ha declarado. Y advierte que el ADN de la formación es el de un partido gobernante.
Gantz -exjefe del Estado Mayor- ha insistido en que Azul y Blanco presenta un «nuevo camino, una nueva lengua y una nueva unidad» entre la fragmentada sociedad israelí, y considera que Netanyahu ha recabado el voto de los «extremistas».
Netanyahu se antepone por la mínima
A falta de los resultados finales, la formación de Netanyahu se ha antepuesto por la mínima a Azul y Blanco, pero es la que más apoyos potenciales tiene para formar un ejecutivo dentro del nuevo parlamento, en el que el bloque de partidos de derecha y religiosos suman 65 frente a los 55 de los grupos de centro, izquierda y árabes.
Tanto Netanyahu como Gantz se dieron como ganadores de los comicios al cerrar las urnas, con los primeros datos de las encuestas a pie de urna, pero el gobierno israelí no solo dependía del voto mayoritario, sino también y sobre todo de la capacidad de los candidatos para formar alianzas tras las elecciones. Y el primer ministro tiene más opciones que su opositor dado que en el espectro político israelí la derecha está más representada.
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