Alegría en Cuenca por el Pase del Niño Viajero, su mayor fiesta religiosa

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El Pase del Niño Viajero que se realiza desde 1961 es la manifestación navideña y religiosa más grande de Cuenca, la capital azuaya. Con el paso de los años, la participación de fieles ha crecido en número y para hoy se estima que intervengan más de 100 000 personas y 400 carros alegóricos. La celebración arrancó a las 08:00 de este sábado y se extenderá hasta las 18:00.

La primera actividad oficial que cumplió el Niño Viajero fue un recorrido por el cielo morlaco en el helicóptero de la Policía Nacional, desde donde se botaron pétalos de flores. Aunque esto se realiza cada año, en este 2019 es especial porque esta institución fue designada como el Padrino de este acto de fe.

Una vez en tierra firme, la imagen tallada en 1823 y colocada en el Pesebre de Belén fue llevada en manos del Jefe de Policía a la Catedral de la Inmaculada, al altar mayor. La pequeña escultura vestía la túnica de color vino con bordados dorados confeccionada por las religiosas del Monasterio del Carmen de la Asunción.

Autoridades civiles, militares, policiales y eclesiásticas fueron ubicados en las primeras filas del templo.

Apenas terminó la misa la fiesta empezó. Miles de cuencanos lo esperaban en la puerta de la Catedral para acompañarlo al segundo altar, donde se quedará hasta las 15:00.

Un cambio visible para este año fue que la imagen no fue llevada en manos de los padrinos, desde la Catedral hasta San Sebastián, sino en un carro policial preparado especialmente para la ocasión.

El arzobispo de Cuenca, Marcos Pérez, aseguró que esta decisión se tomó para evitar su manipulación y para que la gente lo pueda admirar mejor desde lo alto. En todo el trayecto los fieles le echaban flores y gritaban: «¡Qué Viva el Niñito!».

A las 10:00 de este sábado, y a los pocos minutos de ser colocado en un altar junto a la iglesia de San Sebastián, empezó una gran caravana cultural conformada por infantes, niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad, que estaban vestidos para hacer alusión a los personajes bíblicos o de los pueblos tradicionales del Ecuador que danzan ritmos como capishca, albazos, yaravíes, entre otros.

Joaquín Moscoso, director del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, certificó que el Pase del Niño Viajero de Cuenca es el más grande de Ecuador y qué más allá de lo religioso es valioso por dos características especiales. La primera porque se transmite de generación en generación desde hace varias décadas y la segunda, por la sincronía entre lo religioso y lo cultural.

Sin embargo, lo que prima en el Pase del Niño Viajero es la religiosidad, según los fieles.

Fuente: El Universo