Coronavirus: Guayaquil en amarillo, pero su gente en verde y rojo

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Desde este miércoles 20 de mayo Guayaquil pasa al semáforo amarillo, pero no será acogido por todos. Algunos ciudadanos consideran que fue una medida apresurada por lo que seguirán guardando el aislamiento en casa, mientras que otros señalan que con la disposición solo se formaliza lo que se venía realizando desde hace días.

Por ejemplo, Aracely Álava, moradora del barrio Orellana, asegura que el cambio del color debió esperar más tiempo, al menos hasta que las autoridades redoblen los análisis para conocer cuántas camas, médicos y medicinas puedan necesitar en el caso de que se registre un rebrote de contagios en la ciudad.

comercio en la bahia

Es imposible trabajar porque no dejan abrir los locales en la bahía. Tenemos que improvisar con mesas, tablas o bancos. Necesitamos un poco de estabilidad, si Dios quiere esperamos abrir con el semáforo amarillo. Esperemos que así sea.

Geovanny Delgado, técnico que repara teléfonos, computadoras y parlantes.

El temor ha calado en algunos ciudadanos más hondo y más allá de los indicadores oficiales de reapertura controlada. “En mi casa vivimos adultos mayores, por eso no podemos exponernos, igualmente aconsejaré a que mi familia procure salir de casa”, comenta Álava.

En cambio, Erika García y Fernando Mancero, residentes de la ciudadela Guangala y barrio del Centenario, respectivamente, concuerdan en que en términos generales es una medida “esperanzadora”.

Mancero está consciente de que el virus todavía está presente en la ciudad y por eso muchos prefieren seguir en el confinamiento, pero recalca que la sociedad guayaquileña es económicamente no desarrollada y la mayoría de la población sobrevive con el día a día.

“Había que hacer un balance entre el encierro y el comercio. Tomo con cautela e ilusión el cambio del semáforo, pero asimismo, es necesario que se cumplan con rigurosidad las decisiones porque si no, podríamos retroceder y caer en el descrédito”, concluye.

En cambio, Erika García y Fernando Mancero, residentes de la ciudadela Guangala y barrio del Centenario, respectivamente, concuerdan en que en términos generales es una medida “esperanzadora”.

Mancero está consciente de que el virus todavía está presente en la ciudad y por eso muchos prefieren seguir en el confinamiento, pero recalca que la sociedad guayaquileña es económicamente no desarrollada y la mayoría de la población sobrevive con el día a día.

“Había que hacer un balance entre el encierro y el comercio. Tomo con cautela e ilusión el cambio del semáforo, pero asimismo, es necesario que se cumplan con rigurosidad las decisiones porque si no, podríamos retroceder y caer en el descrédito”, concluye.

Fuente: Expreso