El arco de la famosa cascada San Rafael de Ecuador, que hasta el año pasado era la más alta del país, colapsó definitivamente y provocó un represamiento de las aguas del río Coca, en la Amazonía, si bien su alcance está aún en estudio.
El Servicio Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR) informó que, en horas de la noche del miércoles, el arco rocoso se derrumbó provocando un represamiento total del río, consecuencia de una erosión regresiva natural.
Pero este jueves las mismas autoridades han asegurado que el curso del río sigue fluyendo, y que «monitorean y supervisan el deslizamiento de tierra que ocasionó el represamiento del afluente del río Coca».
«Estas actividades se realizan con equipos de alta tecnología, como el uso de drones, debido a la topografía irregular en el sector», agrega el comunicado.
Y «como medida de seguridad», el personal especializado que se dedica al seguimiento del fenómeno natural «no pernoctará en el puesto de San Rafael» sino que continuará su trabajo sólo durante el día.
Situada en la transición entre la cordillera andina y la región amazónica, la cascada de San Rafael tenía hasta febrero de 2020 una caída de unos 150 metros de alto por 14 de ancho, pero un inesperado desplome de tierra, antes del salto, la redujo a tres finos hilos de agua.
Con ello, Ecuador perdió también uno de los focos turísticos por excelencia en el límite de las provincias de Napo y Sucumbíos, alimentando todo tipo de teorías sobre las causas del fenómeno.
El director de la Secretaría de Riesgos, Rommel Salazar, precisó a Efe que lo que colapsó el día de ayer fue «el resto de la estructura que formaba la excascada», y que «el desprendimiento de materiales sueltos y rocosos» es lo que ocasionó «el represamiento».
Las autoridades hacen seguimiento del evento en coordinación con el Ministerio del Ambiente y Agua, el gobierno local de El Chaco, y las empresas Petroecuador (EP), Oleoductos de Crudos Pesados (OCP) y la Corporación Eléctrica Nacional (CELEC-EP).
«Al momento, se presentan lluvias leves a moderadas en la zona, así como un aumento del caudal del río Quijos (Alto Coca), lo cual permitirá que el represamiento finalice», explicó Salazar.
También, negó que este fenómeno pudiera suponer un riesgo para las poblaciones de los alrededores porque, aunque «siempre existe la probabilidad de afectación a poblados de Sucumbíos, casi no hay comunidades en ese sector».
La que fue una popular cascada está en una reserva natural expuesta a actividades volcánicas, alta sismicidad, deslizamientos y eventos climáticos extremos.
El proceso de erosión regresiva del río Coca, que avanza aguas arriba en un tramo de 7,6 kilómetros, también afectó el año pasado a los oleoductos SOTE y OCP, que transportan el petróleo ecuatoriano desde la Amazonía hasta los puertos en la costa del Océano Pacífico.
El desprendimiento de tierras ocasionada por la erosión regresiva rompió tres oleoductos y provocó uno de los derrames de crudo más grandes en la zona en años.
Además ha provocado el colapso de un puente sobre el río Montana, y la formación de un socavón en la zona habitable de San Luis y de las instalaciones de la Hidroeléctrica Coca Codo Sinclair.
Fuente: El Mercurio