Nominan al edificio del Benigno Malo como monumento histórico del mundo

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Cada vez que José Rosales camina por la avenida Solano mira el colegio Benigno Malo, en donde se convirtió en bachiller en 1980. La infraestructura, como un imán, lo atrae, y entonces empiezan los recuerdos: los amigos correteando por los pasillos que crujen, las clases dentro de las aulas y el día a día que se compartió en las épocas escolares.

En el caso de José, la convivencia no solo se redujo a esos seis años de la secundaria. Hasta antes de la emergencia sanitaria, regularmente, él y gran parte de los de la promoción del 80 se reunían.

En aquellos encuentros siempre había algo nuevo para recordar lo hecho en el colegio que les dio una identidad: graduarse en el Benigno Malo, en el siglo pasado, tenía una connotación social importante dentro de Cuenca. No era lo mismo graduarse en una institución X, que en el denominado “viejo y peludo”.

Los estudiantes, o los que fueron estudiantes, se encargaron de elevar al colegio a un nivel que todavía ningún otro establecimiento ha logrado alcanzar.

Parte de ese espíritu “benignista” está relacionado con el mítico y emblemático edificio por donde miles de estudiantes han pasado; son ellos los que entienden ese sentimiento de estudiar dentro de una construcción que fue levantada con los ladrillos elaborados con la misma tierra donde se emplaza el colegio.

Sin embargo, los años han pasado, y el resultado de ello está a la vista: un colegio que requiere una intervención urgente.

Por lo menos en el último lustro, quienes se mantienen en contacto han volcado las conversaciones para hablar de la situación del establecimiento, de hacer algo, de impulsar y presionar para que los encargados del edificio se preocupen.

Entre los que han propuesto está José Rosales. Antes de que la pandemia obligara a confinarse, Rosales y sus ex compañeros hablaban de generar acciones para que se dé la importancia que requiere el colegio.

“Yo quería aprovechar el tiempo para hacer algo por el colegio, porque pasaba por allí en la noche y veía los muros manchados, el sector era oscuro, mientras que al frente, junto a la Alianza Francesa, en una casa de una universidad pusieron luces junto al muro, hicieron unos jardínes y decía a mis amigos por qué no hacer algo así”, dijo Rosales.

Para José era necesario dejar una huella en el establecimiento que les dio los mejores años de su adolescente, pero llegó la pandemia y los compañeros se separaron.

Postulación

Verónica Rosales es arquitecta, se especializó en patrimonio en Alemania, en donde reside, y es hija de José, a quien ha visto preocupado por el colegio Benigno Malo.

Fue entonces que, estando en Europa, se le ocurrió que se podía promover a la sociedad cuencana y a sus actores políticos a inmiscuirse en lo que significa la institución, no solo por el ámbito educativo sino por el valor patrimonial, a través de una postulación en los World Monuments Watch 2022 (también conocido como The Watch).

The Watch es un programa que escoge 25 sitios patrimoniales para ayudarlos por dos años en diseñar e implementar trabajos de conservación compuestos por la promoción, planificación, educación e intervenciones en la infraestructura.

Para ser parte del programa se debía presentar una documentación que explique la importancia de por qué debería ser seleccionado el sitio patrimonial. Fue allí cuando Rosales se juntó, por un lado, con cuatro arquitectas para armar la documentación técnica, y por el otro lado, con el equipo gestor de la iniciativa que está compuesto por cinco ex alumnos.

“La ventaja de este programa es que cualquier miembro de la sociedad civil puede presentar la nominación, y nosotros entregamos el 1 de mayo la postulación. Los resultados los conoceremos en el 2022”, explicó Rosales.

La documentación no solo está compuesta por la importancia del colegio Benigno Malo. Dentro de la postulación consta por qué es necesario intervenir el establecimiento, y sobre todo está un plan de gestión.

“Podemos conseguir todos los millones para restaurar, pero si no tenemos un plan de cuidado, de gestión, no sirve nada”, agregó Rosales.

El equipo gestor está seguro de que el Benigno Malo será catalogado como monumento histórico el próximo año, hasta entonces, quienes quieren ver al establecimiento como en sus primeros años buscan que los cuencanos se unan para rescatar a una institución que hoy está vacía por la emergencia sanitaria.

5 millones de dólares para intervenir el colegio

Entre el 2016 y el 2019 Universidad de Cuenca a través de su empresa pública realizó un estudio de intervención en el colegio Benigno Malo, que está a cargo del Ministerio de Educación. Ese estudio también forma parte de la documentación que se presentó para que el edificio sea declarado como monumento histórico.

Para el director de la zona 6 del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, Patricio Zamora, las autoridades pertinentes deben unirse para conseguir los recursos: se requieren más de cinco millones de dólares para intervenir en el colegio.   “Hay un estudio que ya está aprobado por la Comisión de Áreas Históricas. Lo que se requieren son los recursos para intervenir integralmente en el bien que está catalogado con una valoración E, es decir, su importancia es máxima. Arquitectónicamente tiene la importancia que tiene la Catedral de Cuenca”, dijo Zamora.

Fuente: El Mercurio