El proyecto Nasal se exhibe en la Bienal de Cuenca

Vista de la escultura de Ilich Castillo titulada ‘Sotck agotado’ y de la obra ‘El animal soñado’, emplumado negro pegado a un lienzo, de Leandro Pesantes, ambos artistas guayaquileños. Las obras del proyecto Nasal se exhiben hasta el 14 de diciembre en la Galería José Domingo La Mar de Cuenca. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO

0
2080

Desde las ramas de una planta seca cuelgan largas y estrechas tiras de papel. En una de ellas se lee: “A la mañana siguiente, la mayor le dijo a la menor: Anoche me acosté con mi padre…”. En ‘El jardín de los silencios’, Ricardo Coello Gilbert ahonda en sus cuestionamientos a la religión como un regulador y limitante del pensamiento crítico.

La obra hace parte de la exposición del proyecto Nasal -N.A.S.A. (L)-, una de las muestras paralelas oficiales de la XIV Bienal de Cuenca, que cuenta con una docena de obras y algunas de las propuestas de arte contemporáneo ecuatoriano más rompedoras, tanto de jóvenes valores como de artistas con exposiciones internacionales. La exposición permanecerá abierta hasta el viernes 14 de diciembre en Cuenca.

Ilich Castillo exhibe en el suelo de la Galería José Domingo La Mar (Gobernación del Azuay, calle Luis Cordero y Bolívar) una colorida escultura en papel maché y esmalte. Se trata de una suerte de tabla o de trampolín azul sobre una superficie roja que asemeja a un líquido o a una sustancia untuosa. El artista altera y deforma documentos científicos a partir del material para generar una narrativa alrededor de lo anómalo y el desconcierto, con un objeto que queda desligado de su función original.

Las propuestas estéticas de los 10 artistas de la muestra comparten una dimensión poética que explora aspectos como la identidad o la potencialidad semiótica de transformación que poseen los objetos, explica Mauricio Aguirre, galerista y coleccionista, director de la plataforma Nasal. El proyecto pretende reflejar la diversidad de discursos artísticos que coexisten en Ecuador.

La plataforma independiente de arte contemporáneo busca estimular prácticas actuales y situar la escena ecuatoriana dentro de un contexto internacional. El proyecto tiene base en Perú y Ecuador y este año ha exhibido a los artistas que son parte de la plataforma en ferias de arte de Perú y Chile.

El próximo año esperan llegar también a las ferias de Bogotá y Buenos Aires. El dúo de artistas Asma, que hace parte de la muestra de Nasal en Cuenca, exhibió el mes pasado en Ch.Aco, en la feria internacional de arte contemporáneo de Chile, indicó Aguirre, quien deja abierta la interpretación sobre el nombre del proyecto, N.A.S.A. (L).

“La plataforma brinda la oportunidad de dar a conocer mi trabajo en otras esferas”, indicó Leandro Pesantes, que exhibe en la muestra paralela de la Bienal de Cuenca una obra titulada ‘El animal soñado’. El artista, cuya obra se caracteriza por el trabajo con materiales orgánicos y no convencionales, cubre con plumas de gallinas negras una tela de 2.85 por 2.25 metros.

La pieza juega con la noción de zoología fantástica y con los rituales de la religión yoruba, originaria del África Occidental, una serie de creencias y tradiciones que incluyen la práctica de rituales con animales como ofrenda, dice Pesantes. Le tomó meses recolectar las plumas negras y pegarlas al lienzo. “La idea es ofrecer nuevamente a la vida lo que le ha sido arrebatado, como si fuera un altar de ofrenda”.

En la muestra participan también Matías Armendaris, Luis Alberto Chenche, José Hidalgo-Anastasio. Se trata sobre todo de artistas guayaquileños. Como artistas invitadas figuran Karina Skvirsky y María José Argenzio, quien exhibe dos de sus banderines con los escudos nobles de su invención, la apropiación de los patrones geométricos y de color de las heráldicas gentilicias.

Argenzio abrió su propia muestra individual en Cuenca, a propósito de la Bienal, una exposición con piezas nuevas y obras referentes de su producción titulada ‘Frágil genealogía’ en el Museo de los Metales de la ciudad, en la que abordó desde diversas ópticas las “distinciones resbaladizas entre descendencia, raza y poder”.

Fuente: El Comercio