Conteo Navideño de Aves se realizó por primera vez en Cuenca

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Le dicen “pajarear”, aunque no es tal, porque no cazan pájaros, sino los cuentan con motivo del Christmas Bird Count (Conteo Navideño de Aves), una actividad que se creó en 1900 como alternativa a otra actividad que se llevaba a cabo en Navidad: cazar aves. Los participantes caminan, cuentan y registran los animales voladores.

Desde entonces, el conteo se realiza en todo el mundo. En Ecuador, la primera actividad de contar a las aves se registró en 1994, en Mindo. Según el Instituto de Biodiversidad, hasta el 2018 se realizaron 16 conteos oficiales, no obstante, el número sería mayor si se tomara en cuenta los conteos que han hecho los aficionados a las aves.

Y a ese número mayor, ayer se sumó el primer conteo que se efectuó en Cuenca. La Fundación de Turismo del municipio de la ciudad organizó la activad con el apoyo del guía Diego Maldonado. 8 personas, que ya conocían del Conteo Navideño de Aves, se reunieron en la plaza del Otorongo para caminar por la ribera del río Tomebamba y observar a las aves que merodean por esa zona.

Golondrinas azules, palomas collarejas, colibrís herreros, chugos, entre otras aves, registraron los participantes en eBird, una aplicación que permite crear listas de las especies de pájaros avistados, y que pueden ser compartidas, porque, además de ser una actividad lúdica, el conteo ayuda a los investigadores a saber qué sucede en el ecosistema.

La desaparición de un ave en donde solía estar puede ser síntoma de que algo pasa en el ambiente: cambio climático, el crecimiento de la frontera agrícola, la tala de bosques para expandir la ciudad con cemento.

“Ahora, con el calentamiento global podemos ver aves que no estaban. Por ejemplo, hay registros de águilas pescadoras en Pumapungo, y esas aves están en la Costa, y eso es un cambio dramático. Antes, uno veía el brujillo en la ciudad, y ahora es muy difícil verlo. Y la gente no nota”, explica Maldonado.

Observar

Contar y registrar requiere de cierto conocimiento. Es por ello que los participantes suelen cargar dos herramientas fundamentales: un binoculares y un libro de aves. Pero, sobre aquello, hay que tener el don de observar, un habilidad que pocos lo utilizan.

“Hay muchísimas cosas que dejamos pasar por nuestro trajín. Yo creo que la gente sí recorre y camina, lo que no hace es observar. No nos detenemos a observar. Uno puede recorrer los ríos de Cuenca, pero no se detiene a ver estos detalles, que en este caso son las aves”, dice Sumak Serrano, jefe de planificación de proyectos de la Fundación de Turismo de Cuenca.

Con el primer conteo realizado en la ciudad, los participantes esperan que aumente el número de personas el próximo año, ya que ven la necesidad de saber qué sucede en la urbe, y cómo su crecimiento está afectando a las aves de Cuenca.

Diversificar el turismo

Además de saber qué está sucediendo con las aves, la Fundación de Turismo de Cuenca organizó el evento como un proyecto piloto para que los próximos meses se puedan realizar eventos de observación de pájaros en la ciudad. Hay personas que solo viajaban para ver una especie de ave en específico, y esto genera ingresos económicos.

Según Sumak Serrano, Cuenca tiene mucho potencial que puede ser tomado en cuenta por los turistas nacionales y extranjeros, quienes buscan experiencias en los sitios que visitan.

“La observación de aves y la gastronomía por ejemplo, son actividades que se pueden mostrar. Estamos saturados con un mismo producto. Cuenca no es solo la catedral y El Cajas. Cuenca es mucho más que eso”, dijo Serrano.

Fuente: El Mercurio