El Niño Viajero recorre las calles de la ciudad

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Cerca de las 10:25 de este martes 24 de diciembre de 2019 inició el Pase del Niño Viajero por las calles de Cuenca. Cientos de personas que desde temprano estaban apostadas en las inmediaciones de la iglesia de San Sebastián recorren el centro secundando a la imagen del niño Dios. La larga hilera va por la calle Bolívar, rumbo al Parque Calderón.

Oliver Mejía, que ocupa el primer lugar en la fila, madrugó para vivir con fe lo que él  considera una tradición que hay que salvaguardar. “Que sigamos unidos, que siga creciendo año a año. No perdamos nuestras tradiciones”, dijo más temprano mientras esperaba al pie de la Iglesia.

El color y la fe signan la nublada mañana en las calles de Cuenca. Las familias que participan en el Pase madrugaron para terminar de decorar los vehículos en el paseo Tres de Noviembre, mientras la música y la alegría matizan la atmósfera del ambiente.

Los tradicionales bailes y la música de la banda de pueblo marcaron el compás de inicio del Pase del Niño Viajero.

Niños, jóvenes y adultos mayores caminan por la calle Bolívar. Los colores de los trajes y los carros alegóricos resaltan y llaman la atención de los espectadores. Cientos de personas se han reunido en las aceras para aplaudir cada una de las intervenciones de los participantes, que en números superan más de los 1 000.

La pasada terminará con la participación de alrededor de 200 vehículos que han sido adornados con frutas y dulces. En algunos casos las familias también han traído sus propias imágenes para exaltarlas junto a la imagen del Niño Viajero.

La jornada finalizará en el parque de San Blas. Se prevé que las vías cerradas por el evento (calles Simón Bolívar y 3 de Noviembre) se habiliten al tránsito vehicular luego del mediodía (I)

Desde las 21:00 de ayer los vehículos que luego serían adornados empezaron a ser parqueados a lo largo de la calle 3 de Noviembre. 80 familias se inscribieron para ser parte del Pase del Niño Viajero.

Paralelo a ello, la imagen del Niño que reposaba en el convento del Carmen fue cargado para ser traslado hasta la catedral nueva, en donde las autoridades de la ciudad se reunieron para llevar a cabo una misa en su honor.

Tras el culto religioso, la imagen terminó en un altar que se levantó en San Sebastián. Allí, frente al Niño, los devotos se persignaron, y entre agradecimientos y pedidos (la mayoría solicitó salud y dinero) los carros alegóricos y los personajes que imitaban a quienes, según la Biblia, estuvieron en el nacimiento de Jesús, empezaron a circular y caminar por la calle Bolívar.

“Uno puede ser devoto del Niño, pero para ser parte de la pasada tiene que gustarle. Hay gente que prefiere dar plata al Niño, pero a nosotros nos gusta ser parte del pase porque celebramos el nacimiento de Jesús”, dijo Óliver Mejía, quien lideró la pasada.

En octubre, cuando se bendijo el pan, ellos ya tenían parte del plan, desde entonces toda la logística se concreta. Marco Arévalo ha coordinado con todos los compañeros del área de comida para en torno a la fe mover esta pasada que, así como es por amor, fomenta la identidad cultural de la ciudad. Marco y los socios de otras áreas contrataron a la banda de Baños y otra también.

“Gracias por habernos elegido padrinos”, dicen los comerciantes. En honor al Viajero, Rosario arregla un coche de bebe donde llevará a su hija vestida con traje típico. La mujer exaltó el aporte de todos en ánimo y recursos para salir adelante, ella es una de las que arreglaron el altar.

Los comerciantes de las secciones del centro comercial, abacerías, refrescos, se comprometieron al arreglo del altar en el templo de San Sebastián. El arreglo es una sorpresa, rosas muchas rosas, cortinajes de colores pasteles y sin brillos preponderantes, que resalten a la sagrada imagen, esa es la tendencia de ellos.

Vamos a la casa de los padrinos del Niño Viajero. En cada una de ellas se respira fiesta y aire navideño. En el mercado 10 de Agosto, las seis comisiones prepararon para hoy el altar, la banda, el carro alegórico. En el Hogar Miguel León, las religiosas, niños, adolescentes, ancianos, colaboradores, no hacen más que trabajar y trabajar para que la gente hoy los vea, se anime a conocerlos hogar adentro.

Ser padrinos del patrono de la Navidad es un honor, una gracia, una bendición de Dios. Sor Paulina Guaraca y sor Rosa Landy conciben el padrinazgo como un tributo, una manera de vivir en comunidad, en unión y de mostrar a los que llegan a ver y saludar al Niño, el trabajo que el Hogar, en manos de las religiosas Hijas de la Caridad (1870) cumple en la atención a poblaciones necesitadas de la región.

La fiesta es tal que, los niños y adolescentes saldrán al balcón del Hogar y desde allí alentarán al Niño, a la gente que ve, a los devotos en procesión. Para los adultos mayores, las madres harán en la acera de la calle Bolívar un escenario, una tarima donde entren las sillas de ruedas para que ellos, los más adultos, disfruten de eso de ser padrinos.

La fiesta ya tiene días. El 19 de diciembre, el Viajero llegó al Hogar y se quedó todo el día. Fue una jornada de alegría y oración. Para Paulina y Rosa esto de tributar al Niño es algo nuevo, nuevísimo. El grupo Hermano Miguel, las religiosas del Carmen de la Asunción las han guiado en cada acto a cumplir.

La emoción de los adultos mayores, de los niños y jóvenes, es evidente, la fiesta del Viajero es refirmar la fe e incentivar y fomentar la tradición a las futuras generaciones y que la imagen del Niño recuerda a Jesús infante entre nosotros.

En esta Navidad, el Niño es la razón para invitar al barrio y a la ciudadanía a entrar al hogar, que se sumen al trabajo de atender a 22 chicas en situación de riesgo, tres niños y 48 adultos mayores. “Hemos vivido esta fiesta con mucha alegría. Invitamos a la gente a que venga, necesitamos muchas manos, mucho apoyo, hoy en día llevar estas obras es difícil, si el Hogar sobrevive por 150 años es gracias al aporte de la ciudadanía”, dice sor Paulina.

Sor Rosa es nueva en la ciudad, había leído y oído del Pase del Niño, pero no había visto. Cuando llegó, en el 2018, admiró por primera vez esta manifestación de fe, qué iba a imaginar ella que un año después su congregación estaría apadrinando al Viajero. El día que sor Paulina anunció la designación recibida, todo el Hogar saltó de gusto, de honor, y cada uno dispuesto a colaborar, incluso la madre Ana María Maldonado, la provincial en Quito, sabe lo que se vive en Cuenca.

El Niño los ha unido más. Ser padrinos es un acontecimiento tal como: la celebración de los 150 años de la llegada desde Francia de la congregación Hijas de la Caridad a Ecuador en 1870, una obra del entonces presidente Gabriel García Moreno y los 150 años de creación del Hogar Miguel León.

Fuente: El Mercurio