Inicia el año 5.528 para los pueblos andinos

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Cada 21 de marzo se celebra el Pawkar Raymi, tiempo de florecimiento y fiesta estrechamente relacionada con el ciclo agrícola, que en la cosmovisión andina marca el inicio de un nuevo año. Es decir, el tiempo de volver a nacer y recrear.

“El año nuevo andino se puede explicar a través de los solsticios y equinoccios y, al mismo tiempo, desde el mundo espiritual. Para nosotros, los Andes no son un ser inerte sino uno vivo, que pasa de un ciclo a otro”, dice Luis Enrique Cachiguango oriundo de la comuna de Kotama en Otavalo, provincia de Imbabura.

Las culturas andinas defienden una antigüedad de 5.528 años; son 5.000 años de cinco ciclos solares, cada uno de 1.000 años, más los 528 años desde 1492, cuando los españoles llegaron al nuevo continente.

Según la cosmovisión andina, cada 21 de marzo, el equinoccio de primavera, es considerado por los pueblos ancestrales del Ecuador como una oportunidad del ser humano para “entrar en relación armónica consigo mismo, con la familia, con la naturaleza, con el cosmos y con las divinidades”.

Es entonces cuando se realiza la ceremonia del ‘Fuego nuevo’ o ‘Mushuk Nina’ en kichwa, un ritual que representa a un nuevo ciclo de vida. “A las 12:00 del 21 de marzo no hay sombra porque los rayos solares caen perpendicularmente, lo que era aprovechado para hacer que estos choquen con un metal precioso, como el oro, y producir el Mushuk Nina”, señala el Ministerio de Cultura y Patrimonio en una de sus publicaciones.

Las mujeres preparan una mezcla de pétalos de flores silvestres y agua de vertientes conocidas por sus dotes de curación y energía positiva, la que reposa en el patio de la casa para el juego ceremonial del Tumarina.

Cuentan los taytas que en estas fechas se apagaban todos los fogones en las comunidades. Tres días era el tiempo de limpieza y reflexión y cada persona y familia hacía un proceso de “purificación” física y espiritual.

“En tiempos prehispánicos, los fogones de las casas permanecían prendidos todo el año. Cuando llegaba el Pawkar Raymi (21 de marzo), la comunidad dejaba que el fuego se extinga. Allí entraba el sacerdote que realizaba un ritual al mediodía con un plato de oro y prendía el fuego con los rayos del Sol y el fuego nuevo se repartía a la comunidad”, relata Cachiguango.

Según el investigador de las culturas andinas, Pedro Janeta, “el Pawkar Raymi es la ceremonia del recibimiento al año nuevo. En algunos lugares se rinde homenaje a la chacra, cantando y caminando en zig zag como ceremonia de conexión con la lluvia”.

Con la llegada de los españoles se dio un sincretismo cultural, por lo que ahora esta época es conocida como Carnaval.

La concepción del tiempo-espacio en las culturas de los Andes

En los Andes no se olvida la existencia de una ley de la naturaleza llamada Pachakutin, que significa la eterna renovación del tiempo-espacio. “Es necesario comprender que esta ley no es un círculo cerrado (círculo vicioso) en donde algo se repite una y otra vez, sino que Pachakutin es un círculo continuo que avanza constantemente autorenovándose en relación a la tierra, a la luna, al sol y otros astros”, explica tayta Luis Enrique Cachiguango, conocedor de las culturas andinas.

El investigador señala que “en la actualidad predomina la concepción filosófica de un tiempo lineal que tiene un principio y un fin; sin embargo, en los Andes hay un tiempo-espacio cíclico y continuo que es la renovación constante de la madre naturaleza que inicia un nuevo ciclo del tiempo”.

El Pachakutin en español representa los términos: Pacha (tiempo y espacio) y kutin (el retorno). La concepción circular-espiral del ‘pacha’ es concebida como un proceso cíclico de cambios generativos. Esta dinámica se basa en la cultura andina y es así que cada acción tiene un momento y un espacio.

Fuente: El Tiempo