Mineros chilenos y sobrevivientes de la tragedia de los Andes dan mensaje de aliento ante aislamiento por coronavirus

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«No se rindan», «organicen rutinas», «sentido del humor», «obedezcan a los que saben», alientan los 33 mineros chilenos que estuvieron casi 70 días atrapados en 2010 y dos de los sobrevivientes uruguayos de la tragedia aérea de los Andes en 1972, en un mundo en aislamiento por la pandemia.

Protagonistas de dos de las historias de supervivencia más espectaculares de las que se tengan registro echan mano a su experiencia para aconsejar sobre cómo llevar de mejor manera el confinamiento, aunque ahora en condiciones muy distintas a las que ellos enfrentaron.

«No se rindan chicos; el sentido del humor es muy importante. Organicen sus casas. Hagan y organicen una rutina para no aburrirse. ¡Hay muchas cosas por hacer!», recomienda Mario Sepúlveda, el más carismático de los 33 mineros que quedaron encerrados hace una década a 600 metros de profundidad en el interior de una mina en el norte de Chile.

«Hagamos cosas estos días que estemos en nuestras casas. Seamos obedientes, es súper importante. Hoy día ya no es un problema político, hoy día simplemente es un problema de salud», agrega este minero.

Los 33 mineros chilenos sobrevivieron más de dos meses en el fondo de una mina de cobre en Atacama, su rescate fue seguido por el mundo y pese al pesimismo inicial el desenlace marcó una alegría no solo para ese país.

Carlos Páez, fue uno de los 16 sobrevivientes de aquel fatídico vuelo uruguayo que se estrelló en la cordillera de los Andes con 45 personas a bordo el 13 de octubre de 1972, cuando trasladaba a un equipo de jóvenes rugbistas a disputar un partido en Chile.

«Hay una gran diferencia en estas dos cuarentenas, por llamarlas así. En la primera que viví, fueron 70 días en la cordillera de los Andes pero sin ningún recurso: 25 grados bajo cero, sin comida, con nueve muertos alrededor, en la altura, sin radio, sin comunicación. Y yo tenía 18 años», contó Páez.

Como a gran parte del mundo, ahora le toca vivir una nueva situación de aislamiento.

«Lo único que hay que hacer es no hacer nada. Te mandan a quedarte en tu casa y lavarte las manos. Y tenés todas las comodidades: televisión, internet, comida. Entonces no da para quejarse», reflexiona Paéz, hoy de 66 años.

En la tragedia de los Andes fallecieron en total 29 personas, doce de ellas en el momento del accidente y las restantes no lograron aguantar las condiciones extremas de clima.

«Pero yo peleo contra la arrogancia, trato de ser humilde y obedecer. El mensaje es claro: quédate en tu casa y lávate las manos. Fíjate qué simple», dice Paéz y agrega: «Yo trato de ser obediente porque tengo ganas de vivir».

Roberto Canessa, de 67 años, otro de los sobrevivientes de aquel accidente, aconseja buscarse «algo para hacer, un proyecto».

«Eso fue lo que hice en la cordillera. Yo trabajaba todo el día para no pensar y no tener la ansiedad y la angustia», dijo.

De hecho, este médico cardiólogo participa de un proyecto en Uruguay para convertir equipos de reanimación manual en respiradores mecánicos transicionales, con el objetivo de paliar su escasez ante un posible aumento de la demanda para el tratamiento de enfermos graves de coronavirus.

En el mundo se registran más de 500 000 casos de coronavirus, Estados Unidos, Italia y España son tres de los países que acumulan la mayoría de casos en las últimas semanas.

Fuente: El Universo