Cuando no son inundaciones son derrumbes, pero el invierno parece no darle descanso a la provincia del Azuay. Lo más reciente ocurrió la noche de este lunes cuando unas enormes rocas se desprendieron de una ladera justo cuando pasaba un automóvil por el lugar.
Ninguno de los dos ocupantes resultó herido, pero el vehículo que estaba recién comprado quedó inservible.
Más allá de lo que pasó, las consecuencias del derrumbe afectaron a cientos de personas que quedaron atrapadas en media vía sin poder continuar su trayecto. Este es el kilómetro 62 de la carretera que une a Cuenca con Loja y reabrirla no es tan sencillo.
El alcalde de Oña, Iván Ullauri, indicó que «son piedras muy gigantes que una máquina pequeña no las puede remover, del suceso tiene conocimiento Obras Públicas que con una máquina más grande serán retiradas».
Las autoridades esperan al menos, abrir un paso peatonal hasta que finalmente las rocas puedan ser removidas y el tránsito fluya otra vez.
Fuente: Ecuavisa
