Ecuador depende del embalse de Mazar para tener luz y es insuficiente

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El embalse de Mazar garantiza electricidad por 45 días si no hay lluvias, pero la demanda de luz creció y Mazar se quedó corto, dejando a apagones.

La crisis eléctrica muestra que los embalses de agua que posee Ecuador se han quedado ya cortos para hacer frente la severa sequía que golpea al país, agravada por el cambio climático y el Fenómeno de El Niño.

Con 1.100 megavatios, la central hidroeléctrica Paute genera el 24% de la energía eléctrica que consume el país, pero su embalse es pequeño y el reservorio solo dura para siete días de energía.

Con la inauguración del embalse de Mazar en 2010, ese tiempo se extendió. Considerando un caudal mínimo de ingreso al reservorio de 40 metros cúbicos por segundo, el reservorio de Mazar podría durar hasta 45 días y es uno de los factores que explica que en Ecuador no haya habido apagones hasta 2023.

Hidroelectricas con y sin embalses. Energia Electrica Ecuador

Lo anterior porque si bien Mazar abastece a una pequeña hidroeléctrica de 170 megavatios que lleva su mismo nombre, la importancia del embalse es que abastece a Paute, que está aguas abajo.

El embalse de Mazar tiene 31 kilómetros de extensión y es capaz de almacenar 410 millones de metros cúbicos de agua o 100.000 piscinas olímpicas. Eso es cuatro veces más agua que la que puede acumular el embalse de Paute-Molino.

Pero la demanda de electricidad creció y la infraestructura se quedó corta y quedó vulnerable a apagones.

En un escenario como el actual, de severa sequía y con termoeléctricas trabajando a medias, el gigantesco embalse de Mazar ya no es suficiente para sostener la oferta de electricidad.

Las reservas de agua del embalse de Mazar, el segundo más grande del país y el más importante porque abastece tres grandes hidroeléctricas en Ecuador, duran 45 días, lo que es insuficiente para hacer frente a los largos escenarios de sequía del país, que usualmente duran entre octubre y marzo de cada año.

Lo más preocupante es que incluso la sequía se ha alargado, por el cambio climático y el Fenómeno de El Niño que, si bien provoca fuertes lluvias en la costa, tiene como efecto colateral sequía en la Cuenca Oriental donde se hallan las principales hidroeléctricas de Ecuador.

El operador estatal de energía Cenace proyecta que la sequía podría empezar ya en agosto de 2024.

El exsecretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade) y consultor para el Banco Mundial, Alfonso Blanco, explica que la mayor parte de su sistema eléctrico depende de centrales hidroeléctricas que no tiene embalses importantes.

«No hay una capacidad relevante de embalses en el sistema eléctrico ecuatoriano. Hay una cierta capacidad de embalse, pero no en la misma magnitud como otros países como Uruguay y Paraguay», dice Blanco en referencia a los embalses de Mazar y Paute-Molino.

De hecho, el principal embalse de Ecuador está en la Costa del país, donde ahora mismo hay lluvias intensas. Es el llamado embalse Daule Peripa, que es 14 veces más grande que Mazar, pero poco ayuda en la crisis eléctrica.

Y es que la importancia de Daule Peripa radica en que es un embalse compensador para evitar inundaciones en la Costa, aunque también genera algo de electricidad, 220 megavatios de potencia; es decir, un 5% de la demanda del país.

En cambio, Coca Codo Sinclair, la hidroeléctrica más grande de Ecuador, que abastece con 33% de la demanda del país, no tiene embalse, sino una pequeña obra de captación que desvía el agua del río hacia las turbinas.

Además, la variabilidad de los sistemas hídricos es muy alta y depende del factor climático.

Blanco explica que los sistemas menos vulnerables son los que más se han diversificado, como estrategia para reducir el riesgo de cortes de luz.

Un ejemplo es Uruguay, que dependía en un 50% de hidroelectricidad y el resto de generación eléctrica con combustibles fósiles importados. El país se propuso cambiar esa matriz para incorporar fuentes renovables no convencionales; esto es, energía solar y eólica, para reemplazar la generación con combustibles.

La energía solar, eólica y otra no convencional representa ahora el 40% de la oferta de electricidad en Uruguay.

Otro problema de Ecuador es que ocho de las 14 hidroeléctricas están concentradas en una sola cuenca, la Oriental, lo que lo hace más vulnerable que países como Brasil, que tiene sus hidroeléctricas en distintas cuencas con regímenes de lluvias distintos y compensatorios.

Está en agenda, por ejemplo, el proyecto hidroeléctrico Santiago, que prevé, tendría un embalse de 1.500 millones de metros cúbicos de agua, es decir, casi cinco veces más grande que Mazar y podría generar 2.000 megavatios de potencia, lo que lo convertiría en la hidroeléctrica más grande del país.

Pero hacer este u otros proyectos para reforzar la matriz eléctrica exige inversión y un gran diálogo nacional, dice el exconsultor del Inecel, Ricardo Buitrón.

Un diálogo nacional que, por ejemplo, discuta una revisión de la actual tarifa de electricidad, de manera que existan los recursos para inversión.

Fuente: Primicias

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