El estadounidense Robert Francis Prevost, de 69 años, se convirtió este jueves 8 de mayo en el sucesor del papa Francisco y en el primer pontífice norteamericano de la Historia con el nombre de León XIV, anunció el Vaticano.
El 267º pontífice de la Iglesia católica también tiene la nacionalidad de Perú, donde ejerció de misionero y de arzobispo emérito de Chiclayo.
El nuevo papa logró al menos dos tercios de los votos de los 133 cardenales electores (que son 89) y tras ese recuento, aceptó el encargo y decidió con qué nombre iba a ser llamado.
Prevost nació en 1955 en Chicago (EE. UU). Su carrera eclesiástica comenzó con el noviciado agustino de Saint Louis donde, en 1981, asumió sus votos. Luego llegarían los estudios en Teología y un viaje de juventud a Roma para estudiar Derecho Canónico.
Tras ordenarse sacerdote en 1982, con 28 años, fue enseguida enviado al que se convertiría en su segundo país: Perú, mediante su misión de Chulucanas, en Piura (1985-1986).
Este sería el primer paso de un largo camino en Latinoamérica que prosiguió en 1988 en la misión peruana de Trujillo, seleccionando vocaciones agustinas en ciudades como Chulucanas, Iquitos y Apurímac y ejerciendo otros roles durante una década en esa arquidiócesis.
Prevost también acumula una dilatada experiencia docente en su país, también como prior general del Capítulo Agustino de Chicago, hasta que en 2014, desde Roma, el papa Francisco le puso al frente de la diócesis peruana de Chiclayo, como administrador apostólico.
Un año después sería nombrado por Francisco obispo de Chiclayo y desde 2018 fue vicepresidente segundo de la Conferencia Episcopal de Perú, afrontando entre otras cosas la grave crisis por los abusos del grupo Sodalicio de Vida Cristiana, disuelto este año por el papa.
Tras un lustro peruano, en 2023 el pontífice argentino le llamó a Roma para hacerle cardenal y nombrarle prefecto del Dicasterio para los Obispos, el ministerio vaticano que elige a los monseñores de todo el planeta.
Al frente de esta poderosa institución, que controla una enorme red de prelados en todo el mundo, asistió también a las pugnas de su mentor, el papa Francisco, con los conservadores católicos, plasmadas por ejemplo con la destitución del obispo estadounidense Joseph Strickland en noviembre de 2011, desleal con la Santa Sede.
Pero Francisco también lo puso como presidente de la Pontificia Comisión para América Latina gracias a su gran conocimiento sobre la realidad y las periferias del subcontinente.
Su rol de «ojeador» de obispos y su experiencia sudamericana hace que Prevost mantenga un contacto continuo con la jerarquía eclesiástica alrededor del mundo, sobre todo en América, la región con la mitad de los católicos del planeta (unos 637 millones en 2004).
Fuente: Ecuavisa