El maltrato a los adultos mayores sigue siendo invisible: 1 de cada 6 sufre abuso

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En Ecuador, uno de cada seis adultos mayores sufre algún tipo de abuso. Expertos piden transformar el maltrato cotidiano en una cultura del buen trato.

La vejez no debería vivirse entre el silencio ni la indiferencia. Sin embargo, la realidad para muchas personas adultas mayores en Ecuador —y en el mundo— dista mucho de ser digna o afectiva. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), durante el 2024 al menos uno de cada seis adultos mayores ha sido víctima de maltrato. La cifra podría ser mucho mayor, considerando que la mayoría de casos no se denuncia.

Estas formas de violencia son diversas y muchas veces invisibles: negligencia, manipulación económica, exclusión social, maltrato psicológico, e incluso violencia física o sexual. La especialista en gerontología clínica, Dra. María Mercedes Ganán Aillón, advierte que “el maltrato no siempre se manifiesta con golpes. Puede estar presente en decisiones impuestas, indiferencia emocional o exclusión sistemática de las conversaciones familiares”.

Leyes que aún no alcanzan

En Ecuador, desde 2019, la Ley Orgánica de las Personas Adultas Mayores garantiza una serie de derechos como atención prioritaria en salud, educación continua, participación social, respeto a la autonomía y protección frente a cualquier forma de violencia. No obstante, las barreras estructurales siguen vigentes: acceso limitado a servicios médicos, programas no inclusivos y una persistente discriminación por edad.

La urgencia de un cambio cultural

Cada 15 de junio se conmemora el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, una fecha impulsada por la ONU para recordar que la dignidad no tiene fecha de caducidad. Desde organizaciones como Ecuasanitas, se promueven entornos seguros para los adultos mayores bajo el lema “Más respeto, más amor”.

La Dra. Ganán propone una serie de acciones concretas que la sociedad puede adoptar para construir espacios verdaderamente respetuosos:

  • Escuchar activamente y validar su voz en las decisiones familiares.

  • Fomentar su participación social, desde espacios recreativos hasta voluntariado.

  • Fortalecer la conexión intergeneracional, especialmente con niños y jóvenes.

  • Estar alerta ante señales de maltrato, como retraimiento o cambios de ánimo.

  • Garantizar atención médica integral, con apoyo psicológico incluido.

  • Adaptar los espacios físicos para promover su movilidad e independencia.

  • Desaprender estereotipos que asocian vejez con inutilidad.

  • Capacitar a cuidadores desde una mirada ética y con enfoque de derechos.

Un legado que merece cuidado

Los adultos mayores son los pilares culturales, emocionales y afectivos de nuestras familias. Honrar su historia también significa proteger su presente. Construir una sociedad empática, justa e inclusiva empieza por cómo tratamos a quienes abrieron el camino.

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