El mismo día que Cuba celebraba el 60 aniversario de la Revolución, que en palabras de Raúl Castro “no ha envejecido” y está “curada de espantos”, el expresidente y líder del Partido Comunista de Cuba (PCC) cargó contra el mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, admitiendo que las relaciones con la potencia mundial se han deteriorado en los últimos dos años. De ahí que Castro urgiera a los cubanos a prepararse “para todos los escenarios, incluyendo los peores”.
El general, de 87 años, reconoció que la relación con la Administración estadounidense no es buena, después de la época de deshielo que vivió la isla en 2014 con el anterior inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama, y con Castro todavía como presidente. «El actual Gobierno se mueve nuevamente en un rumbo de confrontación», dijo Castro en referencia al Ejecutivo de Donald Trump. En un tono más belicista, Castro acusó a Washington de intentar forzar un «cambio de régimen» en la isla y pidió a «las mentes más equilibradas» del Gobierno estadounidense evitar un «escenario de confrontación» que según enfatizó el líder comunista, Cuba no desea, pero para el que la isla “está preparada”.
El discurso de Castro, que cedió el poder el pasado año a Miguel Díaz-Canel, pone de manifiesto que las relaciones entre Cuba y Estados Unidos han dado un giro copernicano. De los hechos también se ha pasado a la retórica. Durante los cerca de 40 minutos que duró su intervención en Santiago de Cuba, cuna de la Revolución, el hermano menor de Fidel Castro, fallecido en 2016, acusó a Donald Trump y su Gobierno de haber aumentado las presiones políticas y económicas para forzar “un cambio de régimen” en la isla caribeña.
Atrás queda ya la imagen conciliadora que ambos países dieron los años de deshielo. Tras restablecer las relaciones bilaterales en 2014, con Barack Obama como presidente de Estados Unidos y Raúl Castro de Cuba, la victoria de Donald Trump ha complicado cualquier atisbo de cambio en la isla. El presidente de Estados Unidos ha cargado duramente contra el régimen cubano y desde que llegó a la Casa Blanca ha endurecido la política de su país hacia Cuba, con nuevas restricciones de viajes y límites a los negocios en la isla.
Castro aprovechó su discurso para ensalzar la figura del nuevo presidente cubano desde abril de 2017, Miguel Díaz-Canel, que le acompañaba en el acto, de quien resaltó su “sistema de trabajo basado en la visita a los territorios y comunidades, el vínculo con los colectivos, y el intercambio directo con el pueblo”. “Continuaremos priorizando las tareas de preparación de la defensa para preservar la soberanía y la paz”, recalcó Castro, quien, no obstante, admitió que la “batalla económica”, es “la que más exige, porque es la que mas espera nuestro pueblo”. Cuba apenas crece un 1% anual, de ahí que el líder comunista enfatizó la necesidad de adoptar una “actitud más proactiva y dar «soluciones a los problemas con respuestas ágiles y eficientes» hasta «ser más coherentes, sistemáticos y precisos en la implementación de los lineamientos económicos».
Castro aprovechó la conmemoración del triunfo del 1 de enero de 1959 para resaltar el legado que, a su juicio, ha dejado la Revolución. “Nadie en el mundo habría apostado un centavo por la supervivencia de la Revolución, sin embargo, sí se pudo enfrentar y vencer el reto”. No obstante, el 60 aniversario llega en un momento crítico para Cuba y sus principales aliados. Al tiempo que Venezuela y Nicaragua se hunden en una crisis institucional, social y económica galopante y han intensificado la represión, la derecha copa la mayoría de potencias en América, desde Estados Unidos al extremismo de Jair Bolsonaro en Brasil.
Fuente: El País