“El señor es mi pastor, nada me faltará” es el salmo que recuerda en más de una ocasión Alexandra Córdova, madre de David Romo, en una sentida carta que envió al papa Francisco en Roma, con el objetivo de dar a conocer este y otros casos de desapariciones en el Ecuador.
En la misiva se recuerda las circunstancias en las que David desapareció el 16 de mayo del 2013, así como la negligencia por parte de la justicia ecuatoriana en esta investigación, que ha estado llena de dilaciones, pruebas falsas y otras irregularidades.
“Nuestro hijo David Romo Córdova, desapareció en circunstancias extrañas que no han podido ser esclarecidas por las autoridades, y más bien hemos tenido que sufrir el manejo negligente del caso por autoridades de turno que han ido cambiando los vaivenes de la política, y no solo eso, sino los intentos de la policía y autoridades afines de cerrar con urgencia el caso mediante la publicación de historias montadas que incluyeron la intención de manchar el buen nombre de nuestro hijo”, relata el documento.
En la carta, Alexandra Córdova rememora también cómo ha sido su lucha como madre: “Han pasado más de cinco años de lucha sin tregua y finalmente se ha reconocido por parte de la justicia ecuatoriana que es un caso de desaparición y no como intentaban inventar y montar historias de delincuencia y vinculación a casos de drogas”.
Años de investigaciones, de trámites, de súplicas de los familiares a las autoridades para exigir algo que es realmente un derecho. Tras la desclasificación de la indagación que se mantuvo como reservada desde 2015, se hizo público un documento que describe el testimonio de una persona que presenció la supuesta ejecución de David Romo en un camal clandestino.
Según las autoridades, David Romo fue llevado a una clínica clandestina de rehabilitación de drogas, donde habría sido asesinado y descuartizado. La Fiscalía agregó que después sus restos habrían sido llevados a una casa donde fueron incinerados.
El 3 de agosto de 2018, la Defensoría del Pueblo entregó a Alexandra Córdova y al Tribunal de Garantías Penales un informe intermedio de vigilancia procesal, donde se detallan falencias en la investigación del caso y que se replican en casos similares.
La lenta tortura que viven los familiares de los desaparecidos en Ecuador exige que el estado establezca lineamientos generales de política pública para brindar una respuesta oportuna y adecuada a los familiares. La carta busca el apoyo del Vaticano y de la iglesia ecuatoriana, como soporte emocional para los familiares que atraviesan esta dura y tortuosa situación.
“Soy una mujer que ha recibido el milagro de la maternidad, y a pesar de que su hijo le fue arrebatado hace más de 5 años por razones que las autoridades no han podido esclarecer, a pesar del constante recuerdo, sufrimiento y dolor por la desaparición de David, recibo con agradecimiento las bendiciones de Dios que son muchas”, continúa la carta.
La desaparición no sólo es dramática para las personas afectadas, sino que causa angustia a sus familiares, inmersos en un limbo al desconocer lo que les ha sucedido a sus seres queridos. Sin saber si su pariente está vivo o muerto, los familiares buscan y esperan, a menudo durante muchos años, contra toda esperanza, sin poder cerrar el proceso de duelo.
Fuente: Vistazo