El conteo regresivo empezó, el mundo se prepara para recibir el Año Nuevo 2020 y mientras la mayoría de países ultiman detalles para celebrar la fecha, otros debieron cancelar todo debido a diferentes motivos que van desde lo ambiental hasta lo político.
Moscú, Sidney, Londres, Río de Janeiro [EFE/Reuters/AP]. El conteo regresivo empezó, el mundo se prepara para recibir el Año Nuevo 2020 y mientras la mayoría de países ultiman detalles para celebrar la fecha, otros debieron cancelar todo debido a diferentes motivos que van desde lo ambiental hasta lo político.
En Moscú, conocida por sus muchos atractivos turísticos, se exhibe por estos días un espectacular alumbrado navideño que hace las delicias tanto de lugareños como de foráneos.
A diferencia de muchas ciudades europeas, las luces en Moscú no se encienden hasta mediados de diciembre, pero una vez que lo hacen, el ambiente festivo se propaga rápidamente por toda la ciudad.
Y es que en este país la fiesta más querida por los ciudadanos es precisamente el Año Nuevo, lo que ha hecho que el Ayuntamiento haya gastado más de 1.500 millones de rublos (unos 25 millones de dólares) en la decoración de la ciudad.
Esta cifra, que las autoridades han considerado “proporcional” con el aumento de los ingresos de Moscú, incluye tanto las instalaciones luminosas, como numerosas pistas de patinaje y otros elementos de adorno por toda la capital.
Además, en la Alcaldía han subrayado que los festivales navideños, como uno que acoge la capital estos días, se han convertido en una importante fuente de ganancias para la capital, al atraer a cada vez mayor cantidad de turistas en los últimos años.
A pesar de que las principales luces suelen instalarse tradicionalmente en el centro de la capital y sus calles adyacentes, muchos barrios de extrarradio también han optado por no quedarse atrás y se han vestido con sus mejores galas para recibir el Año Nuevo y la Navidad ortodoxa, que se celebra el 7 de enero.
Por otro lado, los espectáculos de fuegos artificiales por Año Nuevo en Canberra y otras ciudades de Australia fueron canceladas debido a los incendios forestales que arden en medio del intenso calor del verano, pero Sydney realizará su icónica demostración el martes por la noche tras recibir una exención de la prohibición total.
Habían aumentado las presiones para que el espectáculo en Sydney fuese cancelado, antes de que el Servicio Rural de Bomberos de Nueva Gales del Sur aprobase el evento el lunes. Se espera que las populares celebraciones atraigan a 1 millón de personas a la Bahía de Sydney y generen 130 millones de dólares australianos (91 millones de dólares) para la economía del estado. El año pasado, un estimado de 1.000 millones de personas en todo el mundo vieron el espectáculo por televisión.
El estado más populoso de Australia ha sufrido el grueso de los incendios forestales que han matado a nueve personas y destruido más de 1.000 viviendas en todo el país en los últimos meses. De los 97 incendios que ardían en Nueva Gales del Sur el lunes, 43 no estaban contenidos aún. Una prohibición total de fuego estaba en vigor en Sydney, Canberra y otros sitios para prevenir nuevos incendios.
Mientras tanto, en el Reino Unido la campana del Big Ben del histórico reloj del Parlamento británico volverá a sonar en el primer minuto del 1 de enero, marcando el comienzo de año por primera vez desde que se sacaron los andamios y se reveló su nueva cara en medio de los trabajos de restauración.
La Torre Elizabeth, de 96 metros de alto y uno de los edificios más fotografiados de Gran Bretaña, ha estado rodeada de andamios durante los últimos dos años, ya que las cuatro caras fueron esmaltadas, se volvieron a pintar los herrajes y se limpió y reparó el intrincado trabajo en piedra.
Desde que comenzaron los trabajos de restauración en 2017, el Big Ben ha quedado mayormente en silencio, haciendo sonar su campana sólo para eventos importantes. La última vez fue el Día del Recuerdo el 11 de noviembre.
La campana será probada varias veces antes de la víspera de Año Nuevo, dijo el Parlamento en un comunicado.
En nuestro continente, miles de personas intentan hacerse un espacio en las icónicas playas de Ipanema y Copacabana, atiborradas de gente a tan solo un día del tradicional Reveillón, como se conoce a la fiesta de Año Nuevo en Brasil, uno de los espectáculos más turísticos de Río de Janeiro.
Bajo un cielo libre de nubes y con una temperatura que supera los 30 grados, turistas de todo Brasil y de diferentes partes del mundo abarrotaron las playas de la “Cidade Maravilhosa”, donde caminar resultaba casi una misión imposible.
A un día para despedir el 2019, la capacidad hotelera se encuentra copada en más de un 90 % y la expectativa es que cerca de tres millones de personas, entre ellos unos 1,8 millones de turistas, asistan al espectáculo de música y color que se ofrecerá en las playas de Río.
De acuerdo con los organizadores, los juegos pirotécnicos de este año van a destacar por su colorido y por los efectos en tres dimensiones que dibujarán formas y diseños durante 14 minutos.
En total serán 16,9 toneladas de pólvora distribuidas en 10 balsas, que estarán situadas a 450 metros de la playa de Copacabana.
La contraparte la encontramos al sur, en Chile, que este año fue testigo del mayor estallido social desde la recuperación de su democracia en 1990. Por ello, solo seis municipios chilenos llevarán a cabo su habitual espectáculo pirotécnico y la capital carecerá de fuegos artificiales en la que será la festividad de fin de año más austera de las últimas décadas en el país.
La habitual postal navideña de Chile, marcada por el inicio de la temporada de verano, el turismo de playa y las festividades, se sustituye este año por una que recibirá a 2020 con menos artificio.
Este año son 40 municipios los que dejarán de realizar un espectáculo pirotécnico como consecuencia del estallido social, que según explicó a Efe la socióloga de la Universidad de Chile Sofía Knaudt ha mermado el ambiente festivo.
“No hay ánimo para celebración, hay una conciencia nacional de que estamos atravesando una crisis política y hay incertidumbre de cómo se viene el nuevo año”, explicó la académica, y agregó que en marzo se pronostica una vuelta masiva de las movilizaciones, que desde hace un par de semanas han disminuido en frecuencia e intensidad.
El primer municipio en quedarse sin fuegos artificiales fue el de Santiago, que desde hace más de 25 años celebra un exhibición pirotécnica desde lo alto de la torre Entel, uno de los edificios más emblemáticos de la capital chilena.
Fuente: El Comercio