Los sentidos y la memoria activan obra de Damián Sinchi

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Las Sala Proceso/Arte Contemporáneo de la Casa de la Cultura, Núcleo del Azuay, abre sus puertas desde mañana para que la ciudadanía se acerque a la propuesta titulada ‘Rebelión de las Masas’, muestra que ya pasó por galerías de Loja y Guayaquil. En ella, es posible perderse “en un mar de manzanas”.

Es común observar la venta de manzanas acarameladas en las ferias y fiestas populares de la ciudad, pero inusual verlas dentro de una galería de arte. El artista plástico cuencano Damián Sinchi rompe con este esquema y ofrece al espectador la oportunidad de activar sus sentidos y su memoria siendo parte de la propuesta.

La muestra titulada ‘La rebelión de las masas’ está configurada por 500 manzanas talladas por Sinchi en una madera llamada ‘Fernan Sánchez’, característica del Oriente, y por otras 90 manzanas acarameladas reales. Todas se confundirán en la exposición para que sea el público el que le dé sentido.

“Se trata de llegar a los sentidos del espectador (…) desde la vista, cuando observa el objeto; el tacto, al sentirlo; el olfato, al acercarse y percibir cual es de dulce y cual de madera; hasta determinar cual es la manzana acaramelada real y, si se le antoja, morderla” señaló Sinchi. El dilema al momento de escoger las manzanas reales aumenta gracias a que fueron talladas con la técnica hiperrealista.
Pero, ¿cuál es el objetivo de invitar a que el público encuentre las manzanas acarameladas originales?

Sinchi argumentó que su propuesta surge de la crítica a la sociedad capitalista y consumista que no hace más que ser una réplica de sus semejantes y en la que, según él, “todos queremos ser réplica de tal o cual cosa, ya sea por su fama o dinero”.

Con ‘La rebelión de las masas’ pretende demostrar que pese a que él es quien ha tallado las mismas manzanas acarameladas, ninguna es idéntica a la otra. Además, con la participación del público en la seleccionar y morder las manzanas acarameladas originales, es posible otro argumento: lo perenne y no perenne.

Luego de ser mordidas, las manzanas sufren un proceso natural de descomposición. Estas huellas dejadas en la fruta también robustecen el fundamento de Sinchi, cuando manifiesta que “el objeto puede no tener principio ni fin, ser eterno, pero no ser real”. Todo esto envuelto “en un dulce tan cotidiano” como la manzana acaramelada.

Finalmente, uno de los sustentos teóricos más relevantes es la activación de la memoria con la que es posible retroceder a momentos de la infancia, por ejemplo.

Esta obra se inaugura mañana a las 19:00 en la sala ubicada en la segunda planta del edificio de la CCENA, ingresando por la calle Luis Cordero 7-22. Ser parte de la muestra no tiene costo y se quedará abierta durante un mes.

Fuente: El Tiempo