Aglomeraciones y protestas crecen en Quito; se trata de evitar una segunda ola

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La pandemia está lejos de terminar. La frase suena a través de un altoparlante del Parque Metropolitano de Quito. Cada vez que los niños se aglomeran en los juegos infantiles o las familias y sus mascotas se aproximan a los grupos de ciclistas, corredores o a otras familias vuelve a reproducirse la grabación, a todo volumen.

“Recuerda que debes cuidarte”, agrega la voz; y junto al parlante hay una cámara de video que registra el ir y venir de la gente. La grabación forma parte de un sistema de prevención para evitar una segunda ola de contagios por covid-19 en la urbe. Aunque el mensaje se repite en radio y televisión, en el perifoneo de los patrulleros policiales y en las redes sociales, el comportamiento general de los quiteños es, más bien, de indiferencia ante los 35 602 casos positivos, según el COE.

El lunes a las 10:02 en la calle Loja, afuera del Mercado de San Roque, alrededor de 120 personas caminaban en la vereda. Eran estibadores, vendedores, compradores, distribuidores, indigentes, etc. La falta de distanciamiento es la característica que se mira en las imágenes grabadas por el sistema de vigilancia del ECU-911. Para Juan Zapata, director nacional de esta entidad, las aglomeraciones son el comportamiento más recurrente y más preocupante que se observa después de que terminó el estado de excepción, la medianoche del pasado 13 de septiembre.

A partir de ese día, los datos del ECU-911 alertan sobre un incremento del 12% en los amontonamientos. La cifra corresponde a una evaluación comparativa entre las dos últimas semanas con estado de excepción y dos semanas posteriores, en donde los ciudadanos recuperaron sus libertades de tránsito y asociación. “Existe una relación entre la insensibilidad de conductas y los focos de contagios”, apunta Zapata.

“También nos preocupa que en estas dos semanas ya tenemos 38 manifestaciones”. Si bien en los meses anteriores hubo marchas, como el 1 de Mayo o la caravana de los repartidores de comida del 24 de septiembre, lo que inquieta es “la relajación generalizada de las medidas de cuidado”. Así lo describe Ximena Abarca, secretaria de Salud del Cabildo.

Este comportamiento es potencialmente peligroso. La funcionaria reconoce que sería un “escenario catastrófico” para la ciudad si ocurre un rebrote de los contagios, debido a la falta de camas en hospitales y unidades de cuidado intensivo. ¿Qué elementos se necesitan para desembocar en una situación así? “Es lo que estamos viviendo”, y enumera: “gente que sale con mayor confianza, muchos de ellos sin protección, libadores e incumplimiento en los aforos”.

Abarca sostiene que el impacto de la relajación de las medidas en la salud de la población deben establecerlo los epidemiólogos, en las próximas dos semanas. En este momento, los indicadores como el número de llamadas para pedir levantamiento de cadáveres o el de fiestas y escándalos en vía pública se han reducido. Lo que sí crece son las calles y mercados atestados de personas, ventas informales y desobediencia en el uso de la mascarilla, que es obligatorio desde abril.

Ayer 29 de septiembre, los funcionarios municipales y del Gobierno intervinieron el Centro Histórico luego de se evidenciaran esas actitudes. Los equipos recorrieron las calles Mejía, Cuenca, Benalcázar, García Moreno, Venezuela, Guayaquil, Flores y el sector de la 24 de Mayo. En el trayecto, los uniformados pedían a los transeúntes que utilizaran mascarillas y que respetasen los distanciamientos. Los vendedores autónomos no regularizados eran retirados de las calles. Con megáfonos, los agentes metropolitanos pedían a los peatones que evitaran el comercio informal.

A un grupo de personas se les tomaron muestras para detectar el virus covid-19. Este tipo de operativos se intensificará en las 16 parroquias de Quito en donde la tasa de contagio es más alta. Entre ellas están La Magdalena, Belisario Quevedo, Cotocollao, Chimbacalle y Calderón. También se harán controles en parroquias rurales como El Quinche.

El domingo, cientos de personas de la comunidad se congregaron alrededor de la iglesia y del parque principal. En las imágenes captadas por el ECU-911 se observó cómo pululan vendedores ambulantes y feligreses. A la plaza central volvieron los fotógrafos y sus caballitos de madera. Incluso se constata congestión vehicular. La idea de las intervenciones es que la gente cumpla las recomendaciones de distanciamiento.

Fuente: Diario EL COMERCIO