Moreno deja el poder sin cumplir promesas

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El pasado viernes concluyó el proceso de transición. Las autoridades salientes terminaron el traspaso de información y mañana Lenín Moreno entregará la presidencia de la República a Guillermo Lasso. Según sus últimas declaraciones, en las que el mandatario evaluó su trabajo, afirmó que sumando todo lo que hizo bien y lo que hizo mal, “el resultado es positivo», «porque salimos adelante con los proyectos en beneficio de los más vulnerables”.

Pero las cifras y los analistas contradicen lo señalado por Moreno, pues la mayoría de sus ofrecimientos de campaña dentro del Plan Toda Una Vida, no se cumplieron. Solo la cobertura de asistencia social se incrementó, aunque únicamente durante la pandemia, y gracias a créditos internacionales.

Como es común durante las campañas presidenciales en Ecuador, Moreno ofreció la entrega de viviendas para los más pobres a través del proyecto Casa para Todos. Según sus declaraciones del pasado 2 de febrero, durante su Gobierno se entregaron más viviendas sociales que en los últimos 20 años, y algunas de estas casas, afirmó, tienen hasta piscina.

No obstante, de las 325 mil viviendas que Moreno prometió inicialmente, cifra que bajó a 220 mil en el 2018, según un ejercicio realizado por el proyecto UDLA Channel Chequea apenas se entregaron, de forma gratuita a los más pobres, 30.032 casas; mientras que con la posibilidad de acceso a créditos hipotecarios fueron 35.000; por medio del Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (Biess) 53 mil; y a través de proyectos con alianzas estratégicas, como la donación de China, 12 mil viviendas más.

De acuerdo a los datos del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi), solo desde el 2013 al 2017 se entregaron 30.530 casas en urbanizaciones y terrenos propios; cifra que supera lo realizado por Moreno. Además, ninguna de las casas entregadas a los más pobres tiene piscina. Este beneficio estaba reservado para conjuntos habitacionales cuyo costo unitario supera los USD 40 mil.

Otro de los ofrecimientos en que Moreno se quedó corto fue en la generación de empleo, pues no logró crear las 250 mil plazas anuales y 1 millón al final de su mandato, cifra que posteriormente también fue modificada por una más modesta de 500 mil empleos. Asimismo, se propuso incrementar la tasa de empleo adecuado (que cuenta con todas las prestaciones) del 41,2% al 47,9% hasta el 2021.

Pero no solo que no se crearon nuevas plazas de trabajo, sino que durante los meses más duros de la pandemia se perdieron 700 mil empleos plenos y la tasa bajó al 34%. Mientras que la cifra de desempleo pasó del 4,6%, en el 2017, al 5,8%, a marzo del 2021, según los datos del Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC).

Luego de sus 12 primeros meses de Gobierno, en los que su nivel de popularidad entre los ecuatorianos llegó al 77%, la aceptación de Lenín Moreno cayó en picada. Para mayo de 2020, cuando presentó su último informe a la Nación, aceptó que tras las protestas de octubre del 2019 el porcentaje de quienes apoyaban su gestión llegaba apenas al 8%.

Según un estudio realizado por estudiantes de la Universidad de las Fuerzas Armadas, los ecuatorianos ubican a Moreno como «el peor presidente de la historia del país», superando incluso a Jamil Mahuad y Abdalá Bucaram, quienes fueron derrocados antes de concluir su mandato.

Según lo señaló en una reciente entrevista otorgada a la cadena internacional CNN, a Moreno esta situación «no le quita el sueño», e incluso afirmó que era algo que esperaba, pues sus decisiones estuvieron encaminadas a “hacer lo correcto y no lo popular”.

Ecuador, endeudado y con déficit

La situación económica en la que queda el país, tras cuatro años del Gobierno de Lenín Moreno, es complicada. El propio Presidente lo aceptó y advirtió a su sucesor Guillermo Lasso que “la mesa no queda servida”.

El país queda endeudado. El porcentaje de deuda pública asciende al 64,5%, pese a que el Código de Finanzas Públicas prohíbe que se sobrepase del 50%. Lenín Moreno recibió créditos por USD 12 mil millones por parte de los organismos internacionales.

Aunque el ministro Mauricio Pozo resalta la renegociación de USD 17 mil millones en bonos de deuda externa, lo cual alivió el peso de la deuda, es decir, lo que se paga mensualmente, para el analista económico Diego Olmedo solo se logró aplazar las complicaciones, pues en dos años el nuevo Gobierno tendrá que empezar a cancelar estos montos, cuyos pagos se extenderán hasta por 30 años.

Además, en el país queda un déficit fiscal que deberá ser subsanado. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la necesidad de financiamiento externo del Ecuador es de USD 5.400 millones, y el organismo apenas tiene comprometidos USD 1.500 para este año, por lo que se deberá buscar otras fuentes de crédito.

A esto se suma el decrecimiento económico. Moreno recibió un país que en el 2017 creció un 3%, aunque ya presentaba problemas desde el 2015 debido a los bajos precios del petróleo. Tras la pandemia, la caída fue del -7,8%, que corresponde a la peor depresión económica de la historia del país, superando con casi el doble a la cifra registrada durante al feriado bancario.

Deficiente manejo de la pandemia

Ayer en el Palacio de Carondelet se realizó el último Gabinete Ampliado del presidente Lenín Moreno, en el que varios sectores presentaron la evaluación de su trabajo. María Alejandra Muñoz, vicepresidenta de la República, fue la encargada de exponer el balance sobre el proceso de vacunación contra la covid-19.

Pese a que las cifras oficiales del Plan Vacunarse del propio Gobierno señalan que hasta ayer habían recibido la primera dosis 1’727.805 personas, Muñoz señaló que hasta mañana más de 2 millones estarán vacunados, es decir, el 15% de quienes deberán ser inoculados para lograr la inmunidad comunitaria.

Según Muñoz, el actual Gobierno deja cancelados los adelantos para que 22 millones de vacunas lleguen al país hasta finales de año, y afirmó que quedan reservados los montos necesarios para pagarlas en el Presupuesto del Estado.

La propia Muñoz aceptó que no cumplieron con su promesa de colocar 4 millones de dosis hasta finales de mayo y responsabilizó de lo sucedido a las farmacéuticas y al acaparamiento de vacunas por parte de los países del primer mundo.

Sin embargo, para la epidemióloga Andrea Gómez, el manejo de la pandemia por parte del Gobierno fue desastroso. Sus observaciones se centran en aspectos que desde el inicio fueron señalados por los expertos: las pruebas jamás fueron masivas y solo hace un mes se reguló los precios que sobrepasaban los USD 80. Tampoco se hizo un correcto seguimiento de casos; no se han transparentado cifras de contagiados y fallecidos; y, sobre todo, no se han traído las vacunas suficientes.

Corrupción durante la crisis sanitaria

La venta con un sobreprecio del 300% de fundas para cadáveres levantó las alertas de la corrupción que imperaba en el sistema hospitalario del país y que meses atrás había sido denunciado por la Comisión Nacional Anticorrupción (CNA), algo que fue ignorado.

Todo radicaba en la falta de consensos en la Asamblea Nacional, pues Alianza PAIS, al dividirse entre correístas y morenistas, había perdido la mayoría y hacía falta negociar. A cambio de los votos, según señaló el legislador Daniel Mendoza, actualmente sentenciado por delincuencia organizada, los asambleístas recibían cargos en las instituciones del Estado, principalmente en los hospitales.

Según Germán Rodas, presidente de la CNA, en este, como en otros casos detectados durante el actual Gobierno, faltó acción por parte del presidente Lenín Moreno, quien prefirió mirar a otro lado al momento de sancionar a sus funcionarios, una posición que también tomó en los procesos que involucraban a sus excoidearios del régimen de Rafael Correa, sobre todo en lo que concierne a la recuperación de los fondos sustraídos.

“La lucha para la corrupción no puede ser para la foto, Lenín Moreno queda debiendo mucho en este aspecto. Nosotros siempre estuvimos dispuestos a apoyar, incluso cuando integró la Comisión Internacional con el apoyo de Naciones Unidas, que por cierto no pasó de la redacción de su reglamento de funcionamiento y actualmente le tiene denunciado al Estado ecuatoriano por viáticos y pasajes, de tal manera que eso fue una tomadura de pelo”, dijo Rodas.

El procesamiento del vicepresidente Jorge Glas por el delito de asociación ilícita en el caso Odebrecht, en diciembre del 2017, marcó el distanciamiento entre Lenín Moreno y Rafael Correa y el inicio del alejamiento del primer mandatario de las ideas del Socialismo del Siglo XXI, y después el acercamiento a la derecha.

Poco a poco, del Gabinete de Moreno se retiraron quienes habían trabajado con Correa y fueron reemplazados por varios que antes eran los opositores de su régimen. Es así como el empresario Richard Martínez pasó a ocupar el cargo de ministro de Economía y Finanzas, y se incorporó a los integrantes de Ruptura de los 25, que se alejaron del expresidente tras el proceso conocido como la “metida de mano a la justicia”. La figura más representativa fue María Paula Romo, ministra de Gobierno, quien fue destituida.

El acercamiento a la derecha también se evidenció en el manejo de las relaciones internacionales. Moreno le retiró el edificio a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), organismo que fue iniciativa del exmandatario venezolano Hugo Chávez. Además se aproximó a Estados Unidos, país del que Correa se alejó por 10 años.

Durante la década del Gobierno de Rafael Correa, también hubo un alejamiento del Fondo Monetario Internacional (FMI), al que Moreno volvió para obtener un crédito de USD 6.200 millones, pero cuyas exigencias desencadenaron, según sus propias palabras, en un intento de golpe de Estado, pues la insatisfacción de los ciudadanos por el retiro de los subsidios a los combustibles provocó protestas que se extendieron por 13 días en octubre del 2019 y que obligaron al retiro de la medida.

Fuente: El Mercurio