Los lobos marinos son especies icónicas de Galápagos. Se los puede observar echados en las playas, descansando en las veredas o haciendo fila junto a los turistas para obtener un pescado. Aunque es común encontrarlos en cualquier rincón de las islas, estos animales se encuentran en peligro de extinción y sus poblaciones están amenazadas por el cambio climático.
Un reciente estudio, publicado en abril de este 2021 en la revista Scientific Reports, demuestra que el evento de El Niño es la principal amenaza para las dos especies de lobos marinos que habitan en el archipiélago. A este se suman las actividades humanas y la sobrepesca en los exteriores de la reserva marina.
Tanto el lobo marino de Galápagos como el lobo fino son endémicos, lo que significa que el archipiélago es el único lugar en el mundo en el que habitan. Por eso, la disminución de sus poblaciones genera aún más preocupación.
La investigación revela que en 2014 se registró un promedio de 21,493 lobos marinos de Galápagos. Un año después la cifra se redujo en un 23,9% y en 2018 se estimó una recuperación de su estado con una población de 19 929 ejemplares.
Diego Páez-Rosas, profesor de la Universidad San Francisco de Quito e investigador asociado a la Dirección del Parque Nacional Galápagos, explica que este estudio surgió ante la necesidad de tener datos sobre el estado de los animales. Para interpretar los resultados es necesario tomar en cuenta los dos únicos estudios previos que se han realizado sobre el número de lobos marinos de Galápagos. A inicios de la década del 2000 se registraron alrededor de 16 000, mientras que a finales de los años 70 se contabilizaron 40 000.
Esto significa, dice el investigador, que la población se ha mantenido estable desde 2001 a 2018, pero “el incremento es nulo”. Durante estas dos décadas no han logrado volver a los niveles que se registraban hace 50 años. Los resultados no deben interpretarse como una mejora de sus poblaciones.
Para realizar comparaciones, los investigadores de la USFQ con el apoyo de la DPNG monitorearon cada año a los animales en las islas. La disminución de ejemplares en 2015 la relacionan con el evento de El Niño. Lo mismo ya había ocurrido entre 1982-1983 y 1997-1998, cuando también se registró este fenómeno natural en el Pacífico.
Este artículo evidencia el impacto actual del calentamiento del océano en la dinámica de la población. Páez- Rosas explica que el evento natural afecta especialmente a los lobos marinos porque son característicos de ecosistemas fríos y templados. Estos han logrado permanecer en Galápagos porque es una región atípica en términos de productividad primaria dentro de la región ecuatorial.
Ambas especies han demostrado gran capacidad de resiliencia. A lo largo de los años, se han mantenido en constante evolución. Los lobos marinos de Galápagos se han convertido en la especie de su grupo que más distancia bucea y han modificado sus hábitos de alimentación para adaptarse a los cambios que se dan en las aguas alrededor de las islas.
Además, se puede observar que después de tres o cuatro años de El Niño nuevamente empiezan a recuperarse. El problema es que el cambio climático está causando que el evento cada vez sea más frecuente y potente. Esto no les daría tiempo a sobreponerse.
Páez-Rosas explica que El Niño ha estado presente en el planeta durante toda su historia, pero ahora hay otros factores estresantes que disminuyen la capacidad de resistencia que tienen las especies ante estos eventos. El contacto con los humanos, la sobrepesca y las especies introducidas, como perros y gatos, podrían aumentar sus riesgos.
Fuente: El Comercio