El Papa Francisco celebró la misa de la Cena del Señor del Jueves Santo en el Centro Penitenciario de Velletri, en la provincia de Roma, junto a los reclusos y los trabajadores de la prisión. Después de oficiar la homilía, el Pontífice lavó los pies a 12 presos procedentes de cuatro países distintos.
Francisco invitó a los reclusos a ser «humildes» y colaborar los unos con los otros. «Servíos unos a otros, sed hermanos en el servicio, no en la ambición. ¿Necesitas algo? Yo te lo hago. Esto es la hermandad. La fraternidad es humilde». En este sentido, el Pontífice recordó durante la homilía que todos los años la Iglesia rememora el gesto de humildad que Jesús cumplió lavando los pies a sus discípulos «porque el obispo no es el más importante sino que debe ser el más servicial. Y cada uno de nosotros debe servir a los otros».
Durante la celebración eucarística, el Papa Francisco se arrodilló para lavar, secar y besar los pies de 12 reclusos de la prisión: nueve italianos, un brasileño, un marroquí y un preso originario de Costa de Marfil. La lavanda de los pies evoca el gesto de Jesús durante la última cena, «un gesto» que realizaban «los esclavos de la época porque no había asfalto en las calles y la gente, cuando llegaba a un lugar, tenía polvo en los pies», explicó el Pontífice. «Y Jesús hace este gesto: les lava los pies, como un esclavo. Él, que tenía todo el poder, Él, que era el Señor, hizo el gesto de un esclavo».
Es la quinta vez que Francisco celebra la Misa de la Cena del Señor en una cárcel en lugar de hacerlo en San Juan de Letrán, la basílica que le corresponde como Obispo de Roma, una práctica que realizaba habitualmente durante sus años como Arzobispo de Buenos Aires. Lo hizo por primera vez en 2013 en el centro de reclusión de menores de Casal de Marmo. En 2015 repitió en la prisión de Rebibbia, dos años después lo hizo en la cárcel de Paliano, y el año pasado visitó la prisión romana de Regina Coeli, cerca del Vaticano. La estructura que visitó el Pontífice este jueves es un centro de seguridad en el que actualmente viven un total de 577 personas de las que más de la mitad son extranjeras.
Esta mañana, Francisco ofició la Misa Crismal con la que da comienzo la Semana Santa, según la tradición católica, y que continuará el viernes con la celebración de la Pasión del Señor y el tradicional Vía Crucis en el Coliseo romano, símbolo de la persecución de los primeros cristianos.
El Pontífice dedicó la homilía en la basílica de San Pedro en el Vaticano a la labor de los sacerdotes a quienes invitó a «ensuciarse» con las heridas y los pecados de la gente. «Ungimos ensuciándonos las manos al tocar las heridas, los pecados y las angustias de la gente; ungimos perfumándonos las manos al tocar su fe, sus esperanzas, su fidelidad y la generosidad incondicional de su entrega», dijo durante la misa que concelebró con los cardenales, obispos y presbíteros presentes en Roma.
El próximo sábado Francisco presidirá la Vigilia Pascual y el Domingo de Resurrección, después de celebrar la misa de Pascua, pronunciará la tradicional bendición Urbi et Orbi desde la Plaza de San Pedro en el Vaticano.
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