Un pequeño cartel incita a los clientes a pagar con el teléfono móvil en una tienda de un distrito comercial de Tokio, pero sus habitantes prefieren pagar en metálico al considerar los billetes más tangibles que los pagos electrónicos.
El gobierno japonés pretende casi duplicar el número de transacciones electrónicas y que estas representen el 40% antes de 2025 en un país donde el uso de los billetes sigue muy extendido en comparación con otras potencias económicas.
En 2018, solo el 24% de las operaciones de pago fueron efectuadas con medios electrónicos. En Corea del Sur, por ejemplo, el 90% de los pagos se realizan a través de sistemas electrónicos, según Yuki Fukumoto, del instituto NLI de Tokio.
Una realidad difícil de reproducir en el país del sol naciente, aún más tras los problemas del gigante de la distribución nipona Seven & I Holdings que tuvo que abandonar su sistema de pago a través de código QR después de ser pirateado.
La fidelidad a los billetes en Japón, una potencia tecnológica aferrada a valores tradicionales, resulta significativa teniendo en cuenta que en este país existen desde hace quince años sistemas de pago sin contacto a través de microchips instalados en tarjetas o móviles.
Empezaron, primero, a funcionar en las tarjetas de transporte o en las tarjetas cliente de grandes cadenas de distribución, como Nanaco en Seven & I Holdings o Waon en Aeon. Los japoneses utilizan esas tarjetas para realizar pagos de cientos de yenes (unos pocos dólares) , pero curiosamente transacciones más importantes prefieren hacerlas con billetes.
“Dos o tres clientes por semana” Sin embargo, esta fidelidad de los japoneses al pago en metálico tiene un coste: 2 billones de yenes (aproximadamente USD 16 mil millones) , lo que cuesta administrar los distribuidores y transportar el dinero, según un estudio del Boston Consulting Group, citado por el diario Nikkei.
Aunque Hiroshi Mikitani, el presidente director general del gigante del comercio electrónico Rakuten, predijo una desaparición total de las monedas y los billetes, los administradores de sistemas de pago electrónico temen su fracaso. A diferencia de las transacciones con billetes, las electrónicas sirven para recopilar datos sobre los hábitos de compra de los consumidores.
Los sistemas basados en códigos QR, impulsados por la empresa japonesa Denso Wave, se multiplicaron durante los últimos meses en Japón. En la tienda PayPay, de reparación de bicicletas, utilizan desde el año pasado un sistema de pago a través del teléfono móvil. Su funcionamiento es sencillo. Tras haberse descargado una aplicación e introducido sus datos bancarios, el cliente acerca su teléfono a un escáner de un código QR para pagar.
El propietario de la tienda, Katsuyuki Hasegawa, se muestra escéptico ante el éxito de este mecanismo. “Personalmente, prefiero pagar en líquido. Con PayPay, uno no se da cuenta del dinero que utiliza”, afirma Hasegawa, quien reconoce que a lo largo de una semana “solo dos o tres clientes pagan con su móvil”. Con este sistema, los clientes “temen pagar demasiado”, explica Fukumoto, del instituto NLI.
“A causa del envejecimiento de la población, las novedades tardan más tiempo a ser adoptadas” en Japón, indica un experto del Nomura Research Institute (NRI) El gobierno nipón quiere incentivar los pagos electrónicos con la introducción un sistema de puntos que permitiría algunos descuentos y compensar así el probable aumento de los precios, fomentado por una subida del IVA en octubre.
Fuente: El Comercio