Los errores contenidos en un informe sobre Venezuela que Iván Duque presentó la semana pasada ante Naciones Unidas le han costado el puesto al jefe de la inteligencia y contrainteligencia militar de Colombia. Oswaldo Peña Bermeo, director de ese comando conjunto, solicitó este lunes por carta su retiro del servicio activo. «Como general de la República soy consciente de la necesidad de responder por mis actos y la de mis subalternos, y actúo en consecuencia”, se lee en una comunicación dirigida al mandatario. Este entregó al secretario general de la ONU, António Guterres, un dossier sobre los vínculos entre el chavismo, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y otros grupos ilegales que operan en la frontera. Sin embargo, al menos cuatro de las fotografías presentadas como evidencia de esa relación no correspondían al país vecino. Tres de ellas pertenecen a la Agencia France Presse (AFP).
El primer desmentido llegó a raíz de la denuncia de un diario de Medellín, El Colombiano. Una de las imágenes, en la que se ve un grupo de niños jugando en círculo con unos guerrilleros y que pretendía ilustrar el reclutamiento de menores en territorio venezolano, se remontaba en realidad a 2013 y fue entregada al periódico por los servicios de inteligencia militar en 2015. Según la información proporcionada entonces al periodista, fue tomada en el departamento colombiano del Cauca, cerca de la costa del Pacífico. Sin embargo, la instantánea fue incluida en el informe, de casi 130 páginas, bajo el título Penetración del ELN en escuelas rurales del Estado Táchira con fines de adoctrinamiento – Abril de 2018. El propio Duque explicó que la fuente de la foto es la ONG venezolana Fundaredes, que la publicó en un reporte de 2018, y como tal se le atribuyó el crédito.
El presidente trató de minimizar el asunto en unas declaraciones en Miami. «¿Por qué está ahí? Porque es una foto de contexto. Y el dossier tiene tanto fotografías de contexto como fotografías propias de la inteligencia colombiana», señaló. Aun así, afirmó que no estaba en condiciones de asegurar que se trataba de una imagen de Venezuela: «Lo dice la fundación de la cual se deriva la fotografía que fue incluida contextualmente en el reporte. Es importante que se esclarezca. Pero más allá de la foto que me parece que es anecdótica dentro del dossier, lo que realmente está mostrando con información es la ubicación de los cabecillas [del ELN] en Venezuela».
Al día siguiente trascendieron nuevas equivocaciones. Otras tres fotografías figuraban en los archivos de AFP y tampoco tenían que ver con Venezuela, lo que motivó las disculpas del Ministerio de Defensa a la dirección de la agencia en la región. Tras las críticas al Gobierno y a Iván Duque, que dio la cara y resaltó la importancia del informe con ocasión de la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York, este episodio se cierra con la renuncia del jefe de la inteligencia militar. Aún no se conoce el nombre del sustituto de Oswaldo Peña. Defensa y el Comando General de las Fuerzas Armadas aseguran que lo anunciarán «próximamente».
Sin embargo, para el Ejecutivo estos errores no desbaratan el fondo del contenido del dossier. Es decir, que la situación de la frontera representa una evidente amenaza a la paz y la estabilidad de la región que no admite discusión. De hecho, mientras el general entregaba su dimisión, el Gobierno redobló sus denuncias. Y a pesar de los desmentidos, “el dossier continúa con un carácter reservado”, enfatizó a primera hora de la mañana el ministro de Defensa, Guillermo Botero, en una concurrida comparecencia ante la prensa en la Escuela Superior de Guerra, donde estuvo acompañado por el canciller, el fiscal general, los comandantes militares y el director de la policía. Botero, sin embargo, no hizo referencia alguna a la inminente salida del jefe de inteligencia. “No se puede desviar la atención de lo principal a lo accesorio”, declaró el canciller, Carlos Holmes Trujillo, aunque aclaró que el dossier se va a actualizar con el uso exclusivo de fotos de las fuerzas armadas.
Todos los comparecientes insistieron, por enésima ocasión, en la evidencia de que Venezuela se ha convertido en un “santuario” de grupos armados ilegales colombianos y en que el ELN, en particular, mantiene una retaguardia al otro lado de la frontera, amparado por el Gobierno chavista. Los miembros de la última guerrilla activa en Colombia encuentran atención médica, tienen cuentas bancarias y propiedades, hacen turismo, entrenan y planean atentados desde territorio venezolano, sostuvieron. Para respaldar sus acusaciones exhibieron, entre otras, varias fotos en que tres cabecillas del ELN posan en lugares públicos de Maracaibo, Valencia y Caracas, extraídas de dispositivos electrónicos incautados. Las imágenes se remontan a los años 2011, 2015 y 2018. También mostraron un vídeo y varias imágenes en las que personas armadas, presuntamente involucradas en narcotráfico, cuentan dinero en el Estado de Zulia.
El general Luis Fernando Navarro, comandante general de las fuerzas militares, aseguró que la inteligencia colombiana ha podido establecer que Gustavo Aníbal Giraldo, alias Pablito, uno de los miembros más buscados de la cúpula del ELN, se encuentra en el Estado de Apure, protegido por varios anillos de seguridad, a 35 kilómetros de la frontera con Colombia y a un kilómetro de una base de la Guardia Nacional venezolana.
“Estos vínculos vienen denunciándose desde hace años”, señaló el canciller Trujillo, quien remitió al trabajo de organizaciones como Insight Crime e International Crisis Group, así como los pronunciamientos del Grupo de Lima —del que Bogotá forma parte— y la propia Asamblea Nacional venezolana, dominada por la oposición. El jefe de la diplomacia colombiana aseguró que iban a «seguir denunciando esos vínculos, por instrucción del presidente Duque” próximamente ante la ONU y la Unión Europea, como ya lo hicieron ante la Organización de Estados Americanos (OEA).
Fuente: El País