Río Upano y volcán Sangay ponen en riesgo a colonos

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La crecida del río Upano, este fin de semana, y las permanentes erupciones del volcán Sangay, en la provincia de Morona Santiago, dejan al descubierto el riesgo que corren decenas de familias que ocupan las playas, supuestamente de manera ilegal.

Este sábado 18 de enero de 2020, el río Upano creció de manera vertiginosa, al punto que el caudal sobrepasó los 350 metros cúbicos de agua por segundo. Eso puso en riesgo a las personas que viven en las márgenes de este caudaloso río, en especial en el sector de San Luis. Aquí las familias se han apostado en las orillas poniendo en riesgo sus vidas y las de sus animales. “La gente se resiste a salir de estos terrenos, pese que el río amenaza sus vidas”, dijo el alcalde Franklin Galarza.

La autoridad hizo un llamado a las autoridades de Gestión de Riesgo a nivel nacional, además de la Gobernación de Morona Santiago, para que tomen cartas en el asunto sobre esta problemática en el cantón. “Por lo menos entre 50 y 60 personas están ubicadas en las márgenes del río, es el momento de salir de estos sitios e invito a que abandonen este lugar de peligro”, indicó el burgomaestre. Para el Alcalde, hay muchas personas que se aferran a los terrenos.

“Las playas del río Upano le pertenecen al Estado y no se pueden aferrar o asentarse en estos sitios”, les recordó. Galarza indicó también que si es necesario se desalojará a las familias que se han tomado estos lugares.

“Solo cumpliremos con la ley”, anticipó la autoridad. En la tarde y noche del sábado, el río Upano aumentó su caudal y alertó a los organismos de socorro. Más de 15 personas fueron evacuadas hasta la ciudad de Macas a la residencia deportiva Tito Navarrete, pero ayer volvieron a sus viviendas, luego de que el nivel de las aguas bajó.

Personal del Municipio de Morona se trasladó ayer hasta la confluencia de los ríos Upano y Volcán. El objetivo fue verificar si el dique que se formó días atrás por la erupción del Sangay se rompió por la fuerza de las aguas, y si el caudal continúa amenazando a los habitantes apostados en las orillas.

Fuente: El Tiempo