Son de los “alimentos” más criticados. Pero, el punto en esta discusión es ¿hacen mal? Si la pregunta se hace en las redes sociales, no son pocas las publicaciones que los demonizan. Pero, justamente los que menos sustento científico tienen son los que más “likes” poseen.
Los edulcorantes son aditivos alimentarios que le proveen sabor dulce a los alimentos. Existen los nutritivos (como la sacarosa o azúcar, la glucosa, la fructosa, la miel, entre otros) y no nutritivos (como la sacarina, el aspartame, el ciclamato, entre otros).
“Si buscamos en Google ‘los edulcorantes son malos’ vamos a encontrar millones de citas que hablan de esto. Algunos, dicen que son santos, otros asesinos que van a terminar con la humanidad. Con lo cual el abanico es bastante amplio”. El médico clínico Carlos González Malla (MN 114.005) señaló que “cuando se entra en una de esas publicaciones dice que hacen muy mal, que pueden dar cáncer, generar reacciones alérgicas, aumentar el peso; y cuando se busca la bibliografía sobre la cual está sustentada esa información detallan ‘existen estudios científicos’, es decir, no mencionan la fuente que utilizan para realizar estas afirmaciones”.
Generalmente, cuando los médicos pretenden hacer una recomendación o hablar sobre algún tema, buscan los artículos científicos de mayor rigurosidad. “Vamos a encontrar algunos que aporten información útil y otros que nos provean información científica relevante sobre la cuestión. Esta es la forma que tenemos los médicos de buscar información sólida desde el punto de vista científico”, ahondó el especialista de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA).
– ¿Qué dicen las revisiones sistemáticas sobre los edulcorantes?
– Estas revisiones evaluaron múltiples desenlaces: sobre la cognición, sobre la enfermedad cardiovascular, sobre el cáncer (sobre todo de vejiga y renal), sobre parámetros de laboratorio (obesidad, diabetes, etc.); y fueron a ver qué pasaba con las personas que tomaban edulcorantes y las que no:
– Sobre el cáncer, no encontraron que aumenten el riesgo de padecerlo.
– Sobre el peso corporal; en la población general no generan un gran impacto, mientras que en las personas que quieren bajar de peso o tienen sobrepeso u obesidad podrían ayudar a bajar dos kilos.
– Sobre la diabetes o el control glucémico, vieron que no hay aumento de su desarrollo ni de la insulinoresistencia.
– Sobre el apetito y la conducta alimentaria, observaron que disminuye el consumo diario de calorías y no generan cambios en el apetito.
– Con respecto al consumo de azúcar y preferencia por lo dulce, genera una reducción del consumo de azúcar y no hay cambios en la preferencia por lo dulce.
– En cuanto a la presión arterial, disminuye en las personas que lo consumen (a excepción del aspartamo).
– Con respecto a los estados de ánimo y depresión, puede observarse un posible aumento del riesgo de depresión (no de otros estados de ánimo como el pánico o la ansiedad). Esto se vio sobre todo con el aspartamo.
– En cuanto a la demencia y los trastornos cognitivos, no se vio que aumente su riesgo. Aunque sí hay que aclarar que en los niños podrían generar una disminución en las habilidades neurocognitivas, con respecto a los que consumen azúcar.
Entonces, ¿cuál es el malo de la película? “Dentro de los edulcorantes no nutricionales, el aspartamo es el que más evidencia tiene de generar algunos desenlaces negativos en adultos y niños”, sostuvo González Malla.
Dicho esto, los edulcorantes parecerían ser seguros. “No hay evidencia de que generen un problema para la salud. Podrían aumentar el riesgo de depresión, pero estas conclusiones están basadas en estudios científicos de baja calidad. Así que existe la posibilidad de que surjan nuevos estudios que cambien lo que sabemos hasta ahora. Pero, hasta el momento no podemos afirmar tan vehementemente que los edulcorantes hagan mal”.
Fuente: Infobae