Falta de control estatal desata masacre

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Cuatro masacres carcelarias se han registrado este 2021 en Ecuador. La última ocurrió la noche del viernes 12 y madrugada del sábado 13 de noviembre del 2021, en la Penitenciaría del Litoral. A las 18:30 comenzaron las detonaciones de armas de fuego en el interior de este centro carcelario.

Informes policiales señalan que los presos de los pabellones 3, 7, 8 y 9 atacaron a los del pabellón 2 y área Transitoria.

Datos de Fiscalía señalan que 68 reos fueron asesinados durante ese motín violento, y que otros 25 resultaron heridos. Esa entidad abrió una investigación de oficio para determinar a los responsables de esas muertes.

Personal de Criminalística encontró la mayoría de los cuerpos en el área transitoria y en el pabellón 2.

Ayer, 13 de noviembre, los familiares de las personas detenidas en la Penitenciaría del Litoral ingresaban uno por uno a la garita de la Policía Judicial, ubicada al oeste de Guayaquil. Allí, los agentes les hacían revisar una lista en la que constaban los nombres de los reclusos asesinados y heridos.

Al salir del lugar, la expresión de sus rostros anunciaba si su familiar estaba vivo o había fallecido. María ingreso con la esperanza de que su hijo Enrique no estuviese en la lista; sin embargo, su pálpito de madre la traicionó. Enrique fue uno de los reos asesinados.

Entre gritos, María se preguntaba por qué le pasó eso a su hijo “si él era un chico bueno”, contó mientras lloraba. Sus familiares trataban de consolarla. Minutos más tarde, los policías le pidieron a la mujer que ingresara al Departamento de Medicina Legal para identificar los restos de su hijo.

José tuvo mejor suerte. Él cruzó toda la ciudad en su moto al ver una lista de fallecidos que circulaba por redes sociales. En el lugar se encontró con su hermano, se abrazaron y lloraron.

Cuando revisó la lista, el nombre de su hijo no estaba. Sin embargo, él dijo que esperará un nuevo reporte oficial.

Douglas también buscaba recuperar los cadáveres de su hijo y de su sobrino. “Mi hijo podía ser ladrón, pero no era mala gente. Tenía 24 años. Por un teléfono estaba preso. Él cometió un error”, señaló. Añadió que su hijo ocupaba una celda en el pabellón 2.

Precisamente, ese fue el epicentro de los enfrentamientos entre bandas delictivas que se disputan el control de esa prisión y además se pelean espacios para la venta de droga. Así lo informó el gobernador del Guayas, Pablo Arosemena.

La Policía llegó a la Penitenciaría a las 21:35 del viernes 12 de noviembre. Allí comprobaron que había un cruce de balas en el interior, e incluso había detonaciones cerca de la puerta de ingreso.

Los privados de libertad no solo atacaron con armas de fuego a los internos del pabellón 2, sino que hicieron un hueco en la pared con una dinamita para ingresar y someterlos. Además, quemaron colchones para intoxicarlos con los gases que emanan.

Los uniformados arrojaron gases lacrimógenos para tratar de controlar los enfrentamientos y dispersar a los reos que estaban armados y que tenían artefactos explosivos en su poder, relató la comandante de Policía, Tannya Varela.

Finalmente, un contingente policial ingresó a las 02:20 del sábado para contener los disturbios. Cuando entraron al pabellón 2 todo estaba oscuro, pues el sistema de iluminación también fue destruido.

Según Varela, los gendarmes permanecen en esa área “para dar seguridad y resguardo”. Ese sitio alberga aproximadamente a 700 detenidos.

Los uniformados también realizaron una requisa en las celdas. En esa intervención, se incautaron de un fusil, dos pistolas y 10 tacos de dinamita.

¿Por qué se desató esta nueva masacre carcelaria?
Tannya Varela explicó que la principal causa fue la liberación del cabecilla de una banda que controlaba el pabellón 2. “Estos presos fueron atacados porque hace unos días su cabecilla fue puesto en libertad. Entonces, otras organizaciones delictivas intentaron apoderarse de ese pabellón, que en el momento no tiene quién lo dirija. Esa fue la causa que desencadenó estos hechos”, indicó la Comandante General de Policía.

El gobernador Arosemena también confirmó ese hecho. “Al estar ese pabellón sin cabecillas, las bandas delictivas de otros pabellones intentaron doblegarlos y hacer una masacre total”, explicó durante una rueda de prensa en el ECU-911, en Samborondón.

El preso que salió de la Penitenciaría es Álex Salazar, uno de los cabecillas de Los Tiguerones. El 10 de noviembre de 2021 se acogió al régimen semiabierto, tras cumplir el 60% de su pena. De hecho, ese mismo día se registraron enfrentamientos y disturbios en ese centro carcelario.

El juez Oswaldo Dávila, de la Unidad de Garantías Penales de Guayaquil, otorgó el beneficio penitenciario a Salazar y se emitió la boleta de excarcelación. La idea es que cumpla el resto de su pena, por el delito de receptación, en libertad.

El primer mandatario, Guillermo Lasso, responsabilizó de las masacres carcelarias a los órganos judiciales de Ecuador. “El deber fundamental de un Estado es garantizar la vida de los ciudadanos, sin discriminación alguna. Es el derecho humano fundamental. Lastimosamente, hoy esa labor resulta imposible, por decisiones judiciales que ponen restricciones exageradas a la coordinación entre las fuerzas de seguridad del Estado para defender la vida. No nos permiten defender la vida”, aseguró el Presidente de la República.

La Fiscalía también exhortó a los jueces para que den prioridad a las audiencias de juicio y pedidos de revocatoria a la prisión, pues el 40% de presos no tiene sentencia.

Fuente: El Comercio