Azuay está prácticamente aislada de la Costa, Amazonía y Loja

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El invierno causa la peor afectación de los últimos 12 años en la vialidad del sur del país. No hay carreteras estatales que no hayan sido afectadas por aluviones, hundimientos, socavones o el colapso de la carpeta asfáltica.

Azuay tiene problemas de conectividad con Guayas, Loja, El Oro y Morona Santiago, provincias que se complementan por el intercambio productivo. Por ello, los representantes de las cámaras de la Producción de Cuenca pidieron que declarase la emergencia vial por pérdidas económicas.

La Cuenca-Molleturo-El Empalme registra más de 20 puntos críticos y una falla geológica grave en el kilómetro 49, que se activó hace siete meses. Desde entonces, ha pasado más tiempo cerrada que habilitada, y así permanecerá por dos meses más hasta que concluya la estabilización del talud izquierdo, si las lluvias dan una tregua.

Como vía alterna está la Azogues-Zhud, que tres meses ha soportado más de 10 bloqueos por derrumbes, lo que también complicó la conectividad con la Sierra Centro y Sierra Norte, porque es el paso principal hacia Chimborazo.

La Girón-Pasaje, que es el acceso a El Oro, también ha tenido emergencias, pero la más grave fue hace ocho días, por un aluvión en el sector de San Francisco. El torrencial aguacero llevó gran cantidad de lodo, agua y rocas a la calzada.

El paso estuvo interrumpido por más de 24 horas y dejó destruidos casi todos caminos del cantón Chilla (El Oro). En la vía principal, la maquinaria trabaja en la limpieza de los escombros y el paso está restringido a un carril. Hay daños en 21 casas y cuatro familias damnificadas, por lo que Chilla fue declarado en emergencia.

Para Luis Barzallo, subsecretario de la Zonal 6 del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, si en noviembre pasado no intervenían en los 14 puntos críticos de Cuenca-Pasaje, donde había hundimientos y socavones, “ahora estaríamos incomunicados”.

Más al sur, la Cuenca-Loja lleva bloqueada desde el 6 de este mes por un aluvión que destruyó una alcantarilla, que conduce las aguas de la quebrada Milla, en el sector de Chinchal-Quevedo, parroquia lojana de San Lucas.

El Ministerio de Transporte contrató la reposición de la tubería que cruza por debajo de la vía y por eso la calzada fue abierta en su totalidad.

Unas 40 personas de la zona ayudan a los viajeros con las maletas o a las empresas de encomiendas, en los transbordos por un angosto sendero de 150 metros, que es un lodazal por las lluvias. “Trabajamos el día y la noche y cobramos USD 1”, contó Lauro Guamán, de 33 años.

Según él, existe gran cantidad de viajeros que necesitan llegar a Cuenca, Loja o Zamora Chinchipe. Pero también campesinos que llevan sus quesillos, leche y hortalizas, que producen en esta zona.

El jueves 17 de marzo del 2022 , el vendedor de electrodomésticos Santiago Vintimilla utilizó este paso para ir desde Loja hasta Saraguro. “Ahora tengo que disponer de más tiempo para cumplir con mi trabajo y enfrentar todo tipo de riesgo”.

Hace una semana se habilitó un desvío de 16 kilómetros para los vehículos livianos. Este viaje toma 30 minutos, es unidireccional y está controlado por los agentes de tránsito del Municipio de Loja.

Según José Zamora, de la constructora Peñaherrera & Jaramillo Asociados, que está a cargo de los trabajos, en esta semana concluirá la reposición de las tuberías y necesitan dos semanas más para reponer toda la calzada.

Asimismo, las tres vías que unen Azuay con Morona Santiago están en malas condiciones. La Paute-Méndez lleva cerrada desde diciembre pasado por la construcción del puente sobre la quebrada de Jurupis, que fue afectado por un alud ocurrido cinco meses antes.

En la Gualaceo-Limón y la Sígsig-Gualaquiza existen deslizamientos constantes. Según Barzallo, estas carreteras tienen décadas de desatención. Solo por las emergencias del invierno, la Zonal 6 del Ministerio de Transporte invirtió USD 400 000 en la contratación de maquinaria para limpiar los derrumbes. “No obstante, para dejar expeditas las vías que conectan a Azuay con sus provincias vecinas se requieren USD 500 millones”.

Barzallo explica que han revisado el histórico y este invierno ha representado mayores daños, por la falta de mantenimiento de las vías y de los reservorios ubicados en las partes altas que dan hacia las vías y que no tienen sistemas de impermeabilización.

Fuente: El Comercio