Reino Unido vive la mayor huelga de trabajadores en la ultima década

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Con una inflación que alcanza el 10,5%, británicos de los sectores educación, movilidad y salud, entre otros, pararon este miércoles con la exigencia prioritaria de una subida salarial decente que haga frente a la actual pobreza económica del país. Esta huelga, de la que participaron más de 500.000 personas, es una prueba importante para el Gobierno conservador de Rishi Sunak, cuando además se prevé que Reino Unido sea la única gran economía en recesión este 2023.

El conflicto económico y social sigue creciendo en Reino Unido. Este miércoles 1 de febrero, las escuelas han permanecido cerradas, los transportes paralizados y varias oficinas gubernamentales han seguido igual la clausura… El país vive su primera jornada de huelga, coordinada entre varios sectores y de una magnitud no registrada desde hace más de una década.

La crisis económica está en el origen de esta movilización sin precedentes. Hasta medio millón de personas salieron a las calles para exigir un aumento salarial que les permita hacer frente a la inflación, que desde hace meses supera el 10%, lo que ha empujado a millones a una situación de pobreza.

En la mañana, la estación londinense de King’s Cross, por la que suelen transitar miles de personas, estaba inusualmente tranquila como consecuencia de la huelga de los ferroviarios; mientras que el aeropuerto de Heathrow estaba operativo pese al paro de la policía de fronteras.

En el día número cien del gobierno del primer ministro Rishi Sunak, la Confederación sindical (TUC) anunció que se trataba de la «mayor jornada de huelgas desde 2011» con, por primera vez en meses de acción sindical, la participación de maestros y de personal universitario. Miles de escuelas permanecieron cerradas tras la convocatoria del Sindicato Nacional de la Educación (NEU), lo que obligó a algunos padres a quedarse en casa para cuidar de sus hijos.

Esto no evitó que varias organizaciones de padres emitieran un comunicado conjunto en el que manifestaron su «apoyo» a la huelga, señalando «las consecuencias de años de baja financiación» en educación. Por ello, la ministra de Educación, Gillian Keegan, se mostró en la cadena de televisión Sky News «muy preocupada» y «decepcionada» por el paro.

De camino a la concentración, los trabajadores recibieron un apoyo masivo, con aplausos y bocinazos por parte de transeúntes, automovilistas y conductores de autobús que se cruzaban con ellos.

«Necesito más dinero», afirmó a AFP Ciara O’Sullivan. Esta profesora de 38 años reconoció a la agencia de noticias tener «dificultades para pagar el alquiler».

Cerca de una agencia de empleo, Graham, también en huelga, denunció el hecho de que cada vez más trabajadores «tienen que ir a los bancos de alimentos» para poder comer.

Por su parte, Tony, un conductor de tren de 61 años, dijo a AFP que la negativa del gobierno de aumentar los salarios de acuerdo a la inflación era «una bofetada en la cara», sobre todo después de la pandemia, cuando los trabajadores ferroviarios siguieron trabajando.

Según las últimas previsiones del FMI, es probable que este 2023 Reino Unido sea la única gran economía que sufra una recesión, con una contracción del 0,6% de su producto interior bruto.

«Nada me gustaría más (…) que tener una varita mágica y pagarles a todos más», dijo el lunes el primer ministro durante una visita a los trabajadores de la salud. Pero, según él, aumentos salariales alimentarían la inflación y deteriorarían aún más las finanzas públicas.

Además de salarios acordes con la inflación, los trabajadores y los sindicatos de todos los sectores denuncian lo que consideran un ataque al derecho de huelga; un «ataque frontal a los trabajadores y los sindicatos». Critican el proyecto de ley presentado en la Cámara de los Comunes, que pretende introducir unos servicios mínimos en caso de huelga en los servicios públicos.

Aunque Downing Street aseguró que el objetivo no era «interferir en el derecho de huelga, sino proteger al público con una red de servicios mínimos», el proyecto ha sido calificado por los sindicatos de «legislación antihuelga». Paul Nowak, secretario general de la TUC, tachó el proyecto de «antidemocrático, inaplicable y muy probablemente ilegal».

En Reino Unido, las huelgas se prolongan desde hace meses. Se trata del salario, pero también de las condiciones de trabajo y de las pensiones.

Aunque hay esperanzas de avances en el sector ferroviario, este viernes está prevista una nueva huelga, a la que por primera vez en 20 años se unirían los bomberos. Las enfermeras y los empleados de ambulancias también volverán a acciones sindicales en el curso de este mes.

«La postura del Gobierno es insostenible. No puede ignorar una huelga creciente y sin precedentes», declaró el secretario general del sindicato de Servicios Públicos y Comerciales (PCS), Mark Serwotka, en ‘Sky News’, reclamando «una actitud mucho más realista» por parte del Ejecutivo.

Fuente: France24