El juicio del capo del narcotráfico mexicano Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán adquirió ribetes de telenovela este miércoles 9 de enero de 2019 en un tribunal de Nueva York, donde se leyeron comprometedores mensajes cifrados entre el acusado, su esposa Emma Coronel y una amante.
El FBI fue alertado por un colaborador, el colombiano Cristian Rodríguez, jefe de comunicaciones del Chapo, de que el capo utilizaba un sistema comercial de espionaje llamado FlexiSpy en los teléfonos Blackberry encriptados que entregaba a sus mujeres.
En los mensajes de texto interceptados y parte de los cuales fueron leídos al jurado, el celoso Chapo, de 61 años, habla de sus negocios de droga con ambas, sobre todo con su amante y socia Agustina Cabanillas Acosta, alias la ‘Fiera’.
Emma Coronel, una voluptuosa exreina de belleza mexicana de 29 años que se casó con el Chapo cuando aún era adolescente, estuvo presente en el tribunal, y escuchó todo seria, sin hacer contacto visual con nadie, salvo con su marido, que la saludó con la mano varias veces.
Tinta negra para el bigote
“Nuestra Kiki no tiene miedo de nada. Le voy a dar un AK-47 para que pueda acompañarme”, escribió el Chapo en enero de 2012 a su esposa, refiriéndose a María Joaquina, una de sus hijas mellizas con Emma, que hoy tienen siete años.
El nombre de pantalla de la esposa del Chapo era “Reinita Coronel”, o “RC”. A las niñas, el acusado de traficar más de 155 toneladas de droga a Estados Unidos como jefe del cartel de Sinaloa, que puede ser condenado a cadena perpetua, se refiere como “reinitas”.
En los mensajes, la pareja conversa sobre las niñas, sobre un reloj de USD 12 000 que el Chapo le regaló y que Emma quiere devolver y sobre un cruce de droga en la frontera en el que está involucrado el padre de Emma. Ella también le pide dinero para una cirugía plástica.
Discuten sobre la construcción de una casa que tendrá varios dormitorios, incluido, a pedido del Chapo, “un dormitorio principal que debe ser espacioso y con techos altos”.
El mismo día en que casi lo arrestan en Los Cabos, donde escapó a toda prisa el 22 de febrero de 2012, el Chapo pide a Emma que le compre rápidamente dos pares de zapatos negros (talla 7 en México u 8 y medio en Estados Unidos), jeans, champú y, coqueto, le reclama asimismo “tinta negra para el bigote”.
El Chapo y la Fiera
Pero resulta que el Chapo, que según otros testigos del juicio siempre tuvo varias amantes, estaba en ese refugio en Los Cabos con una de ellas, también socia en sus negocios: la Fiera, a la cual pagó asimismo una liposucción en el mes de enero.
Con la Fiera el Chapo cruzó mensajes que constituyen una seria evidencia en su contra, como la creación de dos compañías, una de fertilizantes químicos en Alemania y otra de cítricos en Ecuador, con la meta de exportar droga a “Europa, Canadá, Australia y también a Estados Unidos”, según escribe el Chapo. O la compra de entre 630 y 700 toneladas de cocaína en Belize de una pureza de 95-97%.
La Fiera y otras dos personas fueron arrestadas en la operación en Los Cabos, y los recibos médicos y otros documentos fueron incautados, así como granadas, un computador portátil, bolsas plásticas con “un polvo blanco”, equipamiento militar, lentes de visión nocturna y cargadores de fusiles.
El Chapo y su amante se llaman de “amor” en los mensajes. “Te adoro”, le escribe el capo mexicano. “Eres la persona más importante para mí”. Pero al escribirle a una amiga, la Fiera dice que el Chapo es un “idiota”.
“No confío en estos BlackBerries que me da aquí, porque el bastardo puede localizarme”, dice la Fiera a su amiga Giovanna. “Soy mucho más viva que él”.
El Chapo, considerado uno de los mayores jefes del cartel mexicano de Sinaloa, fue extraditado a Estados Unidos hace casi dos años tras dos fugas espectaculares de prisiones mexicanas. Su juicio en la corte federal de Brooklyn comenzó hace más de dos meses.
Fuente: El Comercio