Es un misil contra la credibilidad del proceso de paz y los órganos encargados de juzgar a los antiguos jefes guerrilleros. Y azuza el fuego de la división entre partidarios y críticos de lo firmado en La Habana. Pese a las reiteradas advertencias de que el ex comandante de las FARC cruzaría la frontera y se refugiaría en el santuario chavista para eludir a la justicia, la Corte Suprema prefirió correr el riesgo de dejarle en libertad.
Como estaba previsto, Jesús Santrich no acudió a su cita con el magistrado instructor que investiga su presunta participación en un negocio de narcotráfico, fijada para las nueve de la mañana del martes (las cuatro de la tarde en la península ibérica). La Fiscalía General le acusa de complicidad en un envío de 10 toneladas de cocaína hacia Estados Unidos y otras naciones. Pero al tratarse de un congresista, escaño que logró en virtud de los pactos entre el gobierno Santos y la antigua banda terrorista, quedó bajo la jurisdicción del citado alto tribunal.
Sus abogados, que llegaron a la sede de la Corte Suprema, situada en el centro de Bogotá, pidieron concretar una nueva fecha tras alegar que su cliente no se presentó por falta de garantías y problemas de seguridad.
Esta vez no parece probable que acepten los argumentos de la defensa. Santrich siempre contó con escolta que él mismo había escogido entre antiguos guerrilleros, y se ha beneficiado de un Estado que se precia de ser garantista: pudo salir de prisión, asumir su escaño y moverse por el país sin restricción alguna.
«Al país le consta que en el Gobierno hemos sido respetuosos de todas las decisiones que ha tomado la Justicia», manifestó ante periodistas Emilio Archila, Consejero para la estabilización y consolidación, es decir, máximo responsable de los procesos de reinserción de los ex guerrilleros. Agregó que esperan que pierda el escaño, la Corte dicte orden de captura y que en caso de no concurrir el próximo 29 de julio a la JEP (Justicia Especial para la paz) a una audiencia sobre secuestro, le expulsen de su jurisdicción.
«PÉSIMO MENSAJE DE LA JUSTICIA»
«Santrich le envía un mensaje nefasto a las bases guerrilleras al incumplir su compromiso. Pero lo más grave es el pésimo mensaje de la Justicia permitiendo que esto ocurra. La JEP y la Corte se equivocaron», analiza para EL MUNDO.ES José Manuel Acevedo, subdirector del canal RCN. «Es difícil que un ciudadano de a pie no concluya que la Justicia, tristemente, ha sido cómplice de quienes quieren incumplir el acuerdo».
El presidente Iván Duque había reiterado su rechazo a que Santrich ingresara al Congreso y a dejarle libre dado el caudal probatorio acopiado por la Fiscalía. Grabaciones de reuniones para hablar del negocio ilícito y una reciente declaración Marlon Marín, sobrino del ‘número dos’ de las FARC e íntimo de Santrich, Iván Márquez, que volvía a señalarle como la persona que proporcionaría la droga. Testigo protegido por la DEA (organismo estadounidense de lucha contra el narcotráfico), ese testimonio es la prueba reina que implica al ex comandante de las FARC.
Santrich, por su parte, siempre ha negado los nexos con la mafia, consideraba todo un burdo montaje de «los enemigos de la paz», y había asegurado recientemente que acudiría a todos los llamados de los jueces, además de pedir perdón al país.
RECOMPONER LA CÚPULA
Su ausencia también supone un revés para los partidos políticos que respaldaron a Santrich y para las FARC, que deberán recomponer su cúpula. El senador Timochenko reconoce que su rival interno, Iván Márquez, escapado a Venezuela desde hace meses, se alejó del proceso de paz y puede estar más cerca de las disidencias de la guerrilla, cada día más fuertes, que del partido. Y que otro poderoso y sanguinario ex comandante, alias ‘El Paisa’, uña y carne de Márquez, volvió a las armas y supone un enorme refuerzo a las nuevas FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo).
«Santrich se ha burlado de las víctimas y el país», trinó en su cuenta de Twitter el Procurador General, Fernando Carrillo, ex embajador y ex ministro de Juan Manuel Santos.
Entretanto en Tierra Grata, la zona de reincorporación del departamento del Cesar donde residen 140 ex guerrilleros, limítrofe con Venezuela y de la que salió Santrich, consideran que hizo bien en marcharse. Advirtieron de que si el gobierno no toma medidas para ayudarles de verdad a labrarse un futuro, serán más los que se vayan.
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