El contagio confina a familias enteras en Guayaquil, que luchan por pasar los días difíciles de los síntomas

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Los primeros días de enero causan sorpresa y angustia en familias en Guayaquil: muchos de sus integrantes empezaron el mes con síntomas respiratorios, otros recibieron sus resultados de COVID-19 positivos. Este escenario de contagios familiares, que ya se vivió el año pasado luego de las festividades, se repite, con la diferencia de que en este 2022 las unidades de cuidados intensivos COVID-19 no están abarrotadas como en el repunte de casos de enero del 2021.

Guayaquil reporta una tendencia al alza de casos positivos de COVID-19, según los datos epidemiológicos de la Mesa Técnica de Salud del COE cantonal. Su director, el médico epidemiólogo Carlos Farhat, explicó que la movilización que hubo en diciembre pasado y la evidente desobediencia de las normas de bioseguridad van a causar que haya muchos más contagios de los que se evidencian en la actualidad.

La ciudad está en alerta 3, con más de 500 casos de contagios diarios en los últimos días. Pese a que el aumento de casos es evidente, médicos explican que no son cuadros de gravedad, situación que la atribuyen a la efectividad de la vacunación. Sin embargo, el efecto de inmunidad se reduce con el pasar de los meses, por lo que se insta al refuerzo luego de los cinco meses de haberse aplicado la segunda dosis para los adultos mayores y seis meses para los mayores de 18 años y menores de 64 años.

Este Diario consultó a familiares de pacientes en los recorridos por hospitales de Guayaquil. Ellos indicaron que en su mayoría se han contagiado en reuniones de trabajo y en las festividades: las novenas o posadas navideñas, intercambios de regalos, celebración de Navidad y fin de año.

Un festejo navideño contagió a más de 20 personas de seis familias

“Primero se contagiaron dos primas del papá de mis hijos que fueron a un festejo navideño en un restobar. Allí celebraron y bailaron, ya que este funciona de madrugada como discoteca; había bastantes personas. Luego se reunieron con el resto de la familia en la Navidad.

Las chicas ya empezaron con síntomas de dolor de garganta luego de las reuniones; pensaron que era por el cigarrillo o alguna otra molestia más, no le prestaron mucha importancia.

Ellas y sus familias se reunieron con otras familias más para compartir pan de pascua y chocolate caliente. Pero como ellas siguieron con los síntomas, decidieron hacerse las pruebas de COVID-19, y el martes pasado salieron positivos los resultados.

De inmediato, todos los integrantes de como seis familias se hicieron pruebas, cada uno por su cuenta. Los exámenes se los hicieron el 29 de diciembre. Ahí salieron positivos unos y negativos otros. Luego, los que salieron negativos se repitieron la prueba, y les salió positivo el pasado domingo 2 de enero.

Ahora hay seis familias aisladas, son más de 20 personas de ese grupo. Ahora ellos también por su cuenta se han reunido con amigos, allí es otro contagio más. Ellos empezaron con síntomas leves, como fiebre, síntomas gripales; no hay nadie de gravedad de momento; pero allí, en ese grupo, hay una persona cardíaca, un bebé que tenía síntomas pero aún no le habían hecho sus exámenes. Estamos rogando que ahora que les toca regresar a Estados Unidos les salga ya negativo, para que puedan viajar sin problemas”, comentó una mujer de las familias afectadas.

Un bebé, un joven con discapacidad y otras seis personas de dos familias dieron positivo en COVID-19

“Desde el 1 de enero tengo síntomas. Me hice prueba y salí positivo. Ya perdí el olfato y gusto. Estoy tumbada en la cama con fiebre, tos, gripe, dolor de cabeza insoportable, mareada, horrible. El primer síntoma que me dio fue un dolor de garganta terrible, fatal.

Creemos que el contagio empezó en las reuniones que mi esposo tuvo con su familia en diciembre pasado. Se reunían a visitar a su mamá, a compartir en familia; sus sobrinos viven en la misma cuadra, también llegaban ellos con su familia.

Mi esposo empezó con síntomas y estuvo bien mal el viernes 31; luego mi suegra se puso muy mal, le hicieron el PCR y le salió negativo. Sí le afectó, pero como tenía hasta su tercera dosis pudo sobrellevar la enfermedad, porque mi suegro falleció por COVID-19 en el 2020.

Nos dio a nosotros también en ese año, fue fatal. Ahora en esta ocasión le dio a mi esposo. A mí, que me tumbó completamente, yo sí estoy vacunada. A mis hijas también les dio una fiebre leve, y a mi hijo con discapacidad también le dio: se puso mal, pero no fue grave.

Acá estamos todos vacunados. Mientras que en la casa de mi suegra le dio a más personas: a mi cuñado, la sobrina de mi esposo, incluso un bebé de meses que está congestionadito, es el hijo de una sobrina de mi esposo. El contagio fue allí. Y no es que eran fiestas, solo fueron reuniones de visita para estar con la mamá, pero llegaban muchas personas; ellos tienen por costumbre de todos los días ir a verla, y ahí cada quien se contagió”, contó la mujer residente del sur.

Una reunión laboral en vísperas de Navidad fue el detonante

“He sido una persona muy preocupada, créame. Por mi actividad como asesor tributario, cada diez días me he realizado hisopados y pruebas de sangre, cada diez días —no le miento— por cuidar a mi familia de este virus. Entonces, el día 22 de diciembre me hice un hisopado y salí negativo.

Pero el 25 de diciembre me levanté mal, con un cansancio extremo y sueño. Creo que entre una y otra detecté a tiempo la infección y acudí de inmediato al médico. Yo sí estoy vacunado con dos dosis de Pfizer. Nunca antes me dio el virus. Creo que, como ya está pasando el efecto de la segunda dosis, bajaron mis defensas. Me tocaba la tercera el 8 de enero. Yo creo que el contagio fue entre el 22 y 24 de diciembre: por mi trabajo me tocó hacer visitas a algunos clientes y acudir a las instituciones bancarias; creo que fue en esos lugares, había mucha gente y la manipulación del dinero…

En mi familia, mi hijo de 17 años y yo resultamos contagiados. Acudí al doctor, por experiencia, él trato y salvó a mi hermano en junio de este año. Me trató de manera particular con antibióticos y vitaminas vía intravenosa, y con receta en casa vía oral. Me hice todos los exámenes y tomografías solicitadas, y aquí estamos”, comentó el ciudadano residente de vía a la costa.

Su esposa, Éricka, comentó que acompaña a su esposo en este proceso. Sin embargo, ella no resultó contagiada y jamás ha tenido COVID-19. “Estamos siguiendo la medicación al pie de la letra con mi esposo. Yo me he puesto sueros inmunológicos de vitamina C y de complejo B para evitar el contagio. Yo me he puesto reglas en mi vida: lo que hago para no tener el virus es lavarme las manos, usar alcohol; sigo usando protector facial, gorras, gafas. También me gusta tomar las bebidas calientes, evito tomar cosas heladas. Mi esposo ha sido muy responsable con los cuidados, pero ya como el virus está en el ambiente… Sin embargo, ellos se autoaislaron y ahora seguimos con todos los cuidados”, explicó.

Fuente: El Universo